La parábola de la viña y los labradores malvados, compartida por Jesús, anticipa su muerte en manos de los líderes religiosos, debido a que ellos sabían que serían desplazados al no cuidar espiritualmente a Israel y buscar su gloria personal.
Con la muerte y resurrección de Cristo, inicia la era de la Iglesia y el movimiento misionero para llevar el mensaje de salvación, una tarea que al principio fue encomendada a Israel.
Ir a una iglesia no nos convierte automáticamente en un hijo de Dios. Necesitamos ser rescatados de la muerte eterna, de una eternidad sin Dios. Jesucristo tomó sobre sí tu pecado, mi pecado. Él murió en nuestro lugar.
¿Has entregado tu vida a Cristo? Si nunca lo has hecho, da el paso. La invitación está abierta para todos. Juan 3:16
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hace 4 semanas