MADUREZ EN LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

22/08/2021

MADUREZ EN LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS

Predicador:
Passage: Santiago 4:1-12, Salmo 37:4
Tipo De Servicio:

Madurez en la resolución de conflictos
(Serie: La epístola de Santiago, madurez espiritual)
¿Qué es lo que ocasiona el conflicto?, ¿Qué causa conflictos y desacuerdos entre las personas de las iglesias?

Cuando estamos envueltos en un conflicto, generalmente pensamos en ese instante que la causa es la otra persona, que es su culpa y no la nuestra.

Santiago nos dice que esa no es la causa del conflicto, que más bien que la raíz empieza en nosotros mismos.

Tres ideas sobre el conflicto y su prevención:

El contraste entre la paz y el conflicto (Santiago 3:16-18) – Para ver este contraste y contexto a plenitud debemos estudiar el capítulo 3 y 4 de Santiago como una sola unidad.

¿Quiénes son las personas a las que les escribía Santiago? Estas personas eran judíos, cristianos, y estaban teniendo conflictos (Santiago 3:16-18); muchos de ellos querían enseñar, pero estaban compitiendo y empezaron a tener celos, envidias y no había paz. Este pasaje, por extensión, también se puede aplicar a nuestras vidas.
Aquí vemos un contraste de celos, contención, obras perversas, conflictos, así que Santiago los confronta con la Paz (personas amables, honestas, benignas, misericordiosas). Dios nos ha llamado a ser personas hacedoras de paz, a no ser conflictivos. No hemos sido llamados a fingir que hay paz, cuando sabemos que no la hay.
En este estudio deseamos identificar el conflicto antes que este ocurra y afecte a otros, pues está dentro de nosotros. Tenemos la oportunidad de ver nuestros corazones y lidiar con eso antes de afectar a otras personas.
No vamos a poder prevenir absolutamente todos los conflictos, pero en cuanto dependa de nosotros “Debemos estar en paz con todos…”, no solamente con los que nos caen bien, sino que personas difíciles, con todo tipo de personas.

La causa del conflicto (Santiago 4:1-6)

Cuando estamos en conflictos sale a flote nuestra inmadurez y nos vemos actuando como niños porque no obtenemos lo que queremos, lo que queremos a nuestra manera. Esto es mío y esto es tuyo… Entramos a pelear por cosas que como cristianos no deberíamos.
Santiago nos dice que el primer lugar que debemos examinar ante un conflicto son nuestras pasiones que combaten por nosotros mismos (Santiago 4:1). Esto no quiere decir que parte de la responsabilidad no sea de la otra persona, pero debo comenzar conmigo. Aunque la otra persona comience el conflicto, si yo no entro en el conflicto, no le sigo la corriente, no respondo, la persona quedará solita pelando ese conflicto.
Santiago nos anima a examinarnos e identificar nuestro conflicto interno antes que se convierta en un conflicto externo. “Codiciáis y no tenéis…” (Santiago 4:2); esto puede tornarse en un conflicto con otra persona si no lo identifico y detengo, ya que empezamos a compararnos con otras personas. “Matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar…” está usando un concepto metafórico, el de herir a las personas con nuestras palabras. Quizás no entremos en el conflicto directamente con la persona, sino que empezamos a murmurar, a chismear con otros y entramos en el conflicto pasivo porque queremos lo que esa persona tiene.
La raíz de nuestro conflicto es cuando deseamos algo que no tenemos, pero Santiago nos dice que no tenemos porque no pedimos a Dios o que pedimos mal (Santiago 4:3). Dios nos creó para tener deseos y pedirle con razones correctas.
Salmos 37:4 “Deléitate en el Señor y él te concederá los deseos de tu corazón”. Servimos a un Dios bueno, bondadoso que quiere darnos los deseos de nuestro corazón. ¿Le pedimos a Dios en oración? Si no lo hacemos estaremos frustrados porque no son satisfechas nuestras necesidades.
A través de orar podemos tener recibir nuestros deseos y no a través de pelear.
Muchas veces queremos que nuestros deseos sean satisfechos para nuestra propia gloria. No debemos corromper un deseo bueno con razones equivocadas al pedirle a Dios.

Por ejemplo, no hay nada malo en hacer grandes cosas para Dios, sino que lo corrompemos con la intención de que la gloria caiga sobre mí por lo bueno que hice. Santiago nos dice que llevemos esos deseos en oración a Dios, pidiéndole al mismo tiempo que nos ayude a entender la motivación de ese deseo. ¿Cómo nosotros estamos aplicando esto en nuestras vidas?

Cuando vamos a Dios en oración con la motivación correcta, hará una de dos cosas:

nos da nuestro deseo
quita este deseo de nuestro corazón

El sistema del mundo nos dice que tenemos que ganar, cueste lo que cueste, que no debemos preocuparnos por los demás. Santiago 4:6 nos dice que Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.

Este versículo habla de ESPERANZA, “Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes””. Él da mayor gracia que nuestro pecado. No importa cuanta envidia, celos, conflictos hayamos tenido Dios nos dice que Él nos da mayor gracia con la única condición que Dios resiste a los soberbios, quienes no admiten que tienen celos, que están tratando de construir su propia reino.
Cuando venimos a Cristo y admitimos que tenemos esos deseos que no le agradan, Él nos da gracia, misericordia, nos perdona por nuestros celos, ambición, por esos momentos que hemos herido a otras personas y hemos entrado en conflictos por razones egoístas.
NECESITAMOS SU GRACIA… ÉL NOS LA DA A TODOS.

La cura del conflicto

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