LA PROVISIÓN DE DIOS ( Éxodo 16)

16/07/2023

LA PROVISIÓN DE DIOS ( Éxodo 16)

Predicador:
Passage: Éxodo 16
Tipo De Servicio:

LA PROVISIÓN DE DIOS (Éxodo 16)
Serie: Éxodo «Libertad, rescate y responsabilidad» – Parte 15

Expositor: Pastor Todd Tillinghast
Dios nos lleva a situaciones difíciles donde lo necesitamos, luego nos provee, nos acerca a Él y nos enseña acerca de sí mismo.
La provisión física de Dios está conectada a su provisión espiritual.
En Éxodo 16:2, vemos a los israelitas que se acercaron a Moisés para quejarse, pues estaban en un desierto sin comida, por lo que estaban molestos e irritados. Aquí vemos un patrón que repiten una y otra vez: cada vez que se encontraban en dificultad, se quejaban sin importar cuántos milagros Dios hacía en sus vidas. Ellos no iban a Dios a presentar sus quejas y necesidades, pues le tenían mucho miedo, sino que acudían a Moisés, quien iba directo a Dios a presentarle los problemas de los israelitas.
No era malo que tuviesen miedo y ansiedad, lo malo era que tenían un corazón quejumbroso. El versículo 3 nos muestra un concepto de queja mucho más profundo que el temor: «Si tan solo el Señor nos hubiese matado en Egipto, hubiese sido mejor […]».
Lo que afirmaban era que en Egipto comían y tenían todo lo querían, que estaban mejor que con el Señor, que era mejor la esclavitud que un lugar donde el Señor podía proveer para ellos. Aquí vemos la ingratitud de sus corazones. Debieron tener más fe y confianza, considerando todos lo que el Señor había hecho por ellos:
1. Dios proveyó cuando los liberó y salieron con todas las riquezas y oro de Egipto.
2. Dios dividió el mar Rojo, los rescató y destruyó a los egipcios.
3. En el desierto, cuando tenían sed, Dios los llevó al oasis de Mara y transformó con un leño el agua amarga en agua dulce.
Ahora estaban ante un desafío para que confiaran en Dios, pero en lugar de eso deciden quejarse; y esto es exactamente lo que hacemos cuando las cosas se ponen difíciles: en lugar de buscar a Dios y confiar en Él, nos quejamos y alejamos. Así como los israelitas que siendo miserables e infelices en Egipto empiezan anhelar estar allí, nosotros también empezamos a anhelar aquello que teníamos antes de conocer a Cristo al pasar por dificultades. Nuestro corazón anhela el Egipto en nuestra dificultad.
En el versículo 4, vemos el amor y paciencia de Dios al responderles que los pondría a prueba para ver si seguían o no sus instrucciones. Dios dice que cuidará de ellos, que son sus hijos y que iba a proveer sin importar la actitud de sus corazones, porque los ama y es un buen padre.

Veamos los dos propósitos de Dios al proveer alimentos del cielo:
1. Dios les muestra su amor, cuidado y misericordia.
¿Si no fuera por su paciencia donde estaríamos ahora? El Señor es bueno y bondadoso sin importar cómo seamos. Dios no cambia, Él era, es y siempre será bondadoso a pesar de nuestra ingratitud. Necesitamos un Dios que no se rinda con nosotros y no sea influenciado por nuestros cambios de emociones.
2. Dios quería probar al pueblo de Israel. De la misma manera desea hacerlo con nosotros, pues a través de la obediencia hay una oportunidad para que nosotros podamos mostrar nuestro amor hacia Él.
Dios da instrucciones específicas: solamente recoger lo suficiente para un día, ni más ni menos. Dios deseaba que dependieran de Él cada día y que supieran que era Él quien les proveía. Otra parte de la instrucción era que al sexto día de la semana debían recoger doble porción, pues el día séptimo era el sabático.
¿Ellos obedecieron? No, recogían de más y el alimento se podría. Aun así, Dios les da la oportunidad de obedecer sus mandamientos.
Existe un puente entre lo físico y lo espiritual. Ese maná, pan que viene del cielo, es nuestro Señor Jesucristo, quien es el pan de vida eterna (Juan 6:32-35).
Cuando Jesús vino a la tierra, ofreció una vida eterna para siempre. El pan de vida que debemos comer es la Palabra de Dios y hemos sido llamados a alimentarnos de ella cada día.
Los israelitas, individualmente, tenían la responsabilidad de preparar el maná de ellos y su familia. Así nosotros, debemos alimentarnos de la Palabra cada día; debemos leerla, meditarla y aplicarla en nuestras vidas.

Reflexión
¿Cómo veo la Palabra de Dios?
¿Valoro la Palabra de Dios como la fuente de vida?
La fuente de vida para el cristiano es la Palabra de Dios, que es vida.

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