TRES RAZONES POR LAS QUE NACIÓ JESÚS (Mateo 1:21-23)

10/12/2023

TRES RAZONES POR LAS QUE NACIÓ JESÚS (Mateo 1:21-23)

Predicador:
Passage: Éxodo 2:1-10
Tipo De Servicio:

TRES RAZONES POR LAS QUE NACIÓ JESÚS (Mateo 1:21-23)
Expositor: Todd Tillinghast

Un hombre cambió la historia del mundo y la razón por la que nació fue profetizada miles de años antes de que naciera. En la cultura judía antigua, nombrar a los hijos era importante porque sus nombres representaban su propósito. A través del nombre de Jesús, podemos entender la razón por la que nació.

Razones por las que nació Jesús

Para liberarnos del pecado

«Y tendrá un hijo, y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mateo 1: 21).

En Mateo 1: 21, el ángel le proclamó el Evangelio a José: que un niño nacería, sería llamado Jesús y sería el Salvador de su pueblo. Jesús vino para salvarnos de nuestros pecados; Cristo es la esperanza y la salvación para la humanidad.

Jesús es un nombre griego fundado en un nombre hebreo, y está basado en tres diferentes usos del lenguaje hebreo:

El nombre hebreo Joshua significa «Jehová salva». Josué fue el líder de Israel después de Moisés. A diferencia de él, quien derramó la sangre de otros para rescatar al pueblo de Israel, Jesús no derramó la sangre de nadie, sino que sacrificó su propia vida, derramó su propia sangre para rescatarnos del pecado. Según la Biblia, el derramamiento de sangre es necesario para la remisión de pecados y la paga del pecado es la muerte. Jesús, al ofrecer su propia vida, cumplió con este requisito y evitó que nosotros tuviéramos que enfrentar la muerte eterna.
En el Antiguo Testamento se menciona el nombre de Josué, quien fue un sumo sacerdote. Jesús es nuestro sumo sacerdote, actúa como mediador entre Dios y la humanidad. Aunque murió por nuestros pecados, simultáneamente desempeña el papel de sacerdote intercesor ante Dios en nuestro nombre.
Una variante de Josué es Oseas, quien fue un profeta que Dios mandó a que se casara con una prostituta. Su esposa lo traicionaba con otros hombres y Dios le decía que la recibiera siempre de vuelta y no se separara de ella. Asimismo, Dios decía que Israel lo había traicionado una y otra vez. Por medio de esta representación, quería demostrarles como él se sentía acerca de ellos. En la actualidad, la iglesia se conoce como la novia de Cristo.

Para cumplir la profecía del Antiguo Testamento

«Todo eso sucedió para que se cumpliera el mensaje del Señor a través de su profeta: “¡Miren! ¡La virgen concebirá un niño! Dará a luz un hijo y lo llamarán Emanuel, que significa ‘Dios está con nosotros’”» (Mateo 1: 22-23).

El ángel le comunicó a José que el nacimiento del niño sería la realización de la profecía hecha por el profeta Isaías (Isaías 7:14), escrita 700 años antes de la llegada de Jesús. Más de 300 profecías apuntaban al advenimiento de Jesús, indicaban que su venida estaba dentro del plan divino desde antes de la fundación del mundo.

Jesucristo, el Cordero inmolado, era el único camino para la salvación. La razón fundamental de su venida a la tierra fue para cumplir con este propósito redentor.

Para poder sentir lo que nosotros sentimos

Jesús sería llamado Emanuel, que es «Dios está con nosotros». Aunque su nombre es Jesús, la designación de Emanuel representa su propósito al encarnarse como humano. A pesar de su omnipotencia como el creador de todas las cosas, Jesús optó por experimentar la vulnerabilidad humana, compartir las mismas sensaciones de dolor físico, emocional y rechazo que experimentamos los seres humanos. A pesar de que nació en una raza despreciada, enfrentó la pobreza y sufrió el racismo, vivió sin pecado durante sus treinta y tres años en la tierra, y cumplió su misión al salvarnos mediante el sacrificio en la cruz.

La festividad de Navidad conmemora este acto redentor de Cristo de derramar su propia sangre en la cruz. Nuestra respuesta a este sacrificio debiera ser el consagrar nuestras vidas a Él, aceptándolo como Señor y beneficiándonos de la vida eterna que ofrece.

La buena noticia de la Navidad radica en que Jesucristo murió por nosotros, nos ama y sacrificó su vida por cada uno de nosotros.

La invitación es entregar nuestras vidas al Señor, reconociendo que esta decisión es la más significativa en nuestras vidas.

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