JOSÉ, EL QUE DISCIERNE/ Joseph, the discerner
José, el que discierne/ Joseph, the discerner (Génesis 42)
Practicar las habilidades del discernimiento en la vida cristiana
1. Recordar
– Dios permitió que José pasara por muchas experiencias para que estuviese en la posición que tenía como administrador de Egipto durante el período de hambruna.
– Los hermanos de José se miraban entre ellos porque cuando Jacob mencionó “Egipto”, ya que ellos recordaron que habían vendido a José a Egipto. (Génesis 42:1-5)
– José recordó a sus hermanos cuando los reconoce y recuerda los sueños que había tenido con ellos (Génesis 42:6- 8)
– Dios utiliza nuestra conciencia, nos pone en situaciones y circunstancias en nuestra vida que nos hace recordar nuestros errores del pasado.
2. Reconocer
– José reconoce que Dios está actuando al hacer que sus hermanos se postren ante él. José si podía entender a los hermanos que hablaban hebreo (Génesis 42:9-11)
– José no miente sobre su identidad, sino que espera el momento correcto para revelar su identidad porque sabía que Dios estaba trabajando en sus hermanos. José necesita saber la verdad primero, los pone a prueba (deseaba ver si sus corazones habían cambiado).
– Cuando estaban en prisión por 3 días, los hermanos ellos empezaron a arrepentirse de sus pecados y Dios comenzó a trabajar en sus corazones
– En nuestra vida debemos reconocer que pasamos por tiempos difíciles y tribulaciones para que reconozcamos el pecado en nuestro corazón y lidiar con él.
3. Arrepentimiento
– En prisión los hermanos de José se arrepintieron y reconocieron sus pecados (Génesis 42:21)
– En la historia podemos ver el Evangelio de forma milagrosa. Un hombre se queda en prisión (Simeón) y nueve son liberados. Un tipo de Cristo.
– Además de eso, José decide darles los granos y enviarlos de regreso a Canaán y también les regresa el dinero que habían utilizado para comprado. Ese grano era su salvación y no fue comprado sino dado por gracia. Así mismo, nuestra salvación no puede ser comprada, sino que es dada por gracia. Lo único que podemos hacer es reconocer nuestros pecados, arrepentirnos y confesarlos (pedir perdón a Dios).
Aplicación:
– Si no has confesado tus pecados y no has aceptado a Jesús como Señor y Salvador, reconoce tus faltas y pecados para ser limpiados por Cristo
– Busca al Señor y evalúa las situaciones difíciles que Dios busca trabajar en tu corazón, reconocer tu pecado y pedir perdón para arreglar relaciones rotas.
-Si eres como José, Dios te está llamando a mostrar misericordia y hablar la verdad con amor.