LIDERAZGO EN LA IGLESIA – II Parte
Liderazgo en la iglesia – II Parte (Éxodo 18:13-23)
En liderazgo necesitamos trabajar en equipo, nos necesitamos unos a otros. Una sola persona realizando todo el trabajo se desgastaría y es por ello que es necesario delegar.
Veamos dos consecuencias de no compartir liderazgo:
Líder desgastado, agotado – que un solo líder se encargue de todo hace que el trabajo se vuelve una carga pesada. No fuimos diseñados por Dios para liderar solos, Dios nos diseñó para trabajar en equipo.
Personas cansadas – Si el líder hace todo solo, también le está pasando esa carga al pueblo, ya que no es servido adecuadamente, no puede cuidar a todo el rebaño. Desde el comienzo, en la primera iglesia vemos un equipo de liderazgo con los 12 apóstoles; Santiago, el hermano de Jesús, era el pastor de esa primera iglesia; además de los 12 apóstoles se escogieron 7 diáconos para ayudar en el trabajo de la Iglesia. Vemos en las epístolas de Pablo, que donde él iba, también escogía líderes para las labores en las iglesias.
Principios de liderazgo compartido:
El propósito De la Iglesia es compartido por el equipo de liderazgo — Juntos comparten las cargas – En el pasaje de hoy vemos que Jetro le aconsejaba a Moisés que delegara, que lo que hacía era bueno; sin embargo, no podía realizar todo el trabajo solo, pues se estaba agotando, que debía delegarle a otras personas en un liderazgo compartido. Estos líderes eran extensión de Moisés.
Comparten la visión — Se comparte un liderazgo con el mismo objetivo y metas, guiados por Dios. El liderazgo compartido es una extensión, no un reemplazo. Los líderes tenían diferentes niveles de responsabilidad por sus competencias y roles que ejercían. Cada persona tiene diferentes necesidades en las diversas etapas sus vidas, por lo que necesitarán de diferentes líderes. Lo importante es que todos sean cuidados adecuadamente.
Comparten los mismos valores — Éxodo nos dice que Jetro le aconseja a Moisés “buscar hombres de entre el pueblo que sean dignos de confiar y que no acepten sobornos, personas honestas, con buen carácter”. Como vemos, estos líderes se sacan de entre el pueblo, de esa Comunidad.
Para saber si la persona es digna de confianza, se debe conocer a esta persona. ¿Confía la comunidad en esta persona? ¿Qué tipo de relación tienen con la comunidad? No solo se trata si se poseen dones, estas personas deben participar en la comunidad. Lo clave es que debemos participar de forma activa para que nos conozcan y confíen en nosotros. No debemos adular a las personas para obtener algo a cambio, pues esto también es una forma de soborno.
En Tito 1:5-9 Pablo nos da esos requisitos, ¿de cómo deben ser los líderes en la iglesia? En los versículos 6 al 8 nos describe el carácter que debe tener el líder y en el versículo 9, la capacidad de la persona. Debe ser un equilibrio entre ambas cosas.