CAÍDA SOBRE LA PIEDRA QUE LOS CONSTRUCTORES RECHAZARON (Lucas 20:9-18)

24/03/2024

CAÍDA SOBRE LA PIEDRA QUE LOS CONSTRUCTORES RECHAZARON (Lucas 20:9-18)

Predicador:
Passage: Lucas 20:9-18
Tipo De Servicio:

Caída sobre la piedra que los constructores rechazaron. Lucas 20:9 al 18
Expositor: Pastor Todd Tillinghast
La parábola de la viña y los labradores malvados es un resumen de la historia de Israel y de la nuestra.  Jesús habla del dueño de la tierra que se va y deja el viñedo a las personas que estaban arrendando la tierra. La parábola dice que cuando el dueño fue a reclamar las ganancias, práctica común en Israel, golpearon a sus tres siervos y mataron a su hijo.
Lo mismo pasó cuando Dios envió a sus profetas para que la nación de Israel se arrepintiera y  esta constantemente los rechazaba. A  Jesús  también lo rechazaron como el Mesías y lo crucificaron. Al levantarse entre los muertos, en la Iglesia comienza el movimiento misionero,  tarea que en principio fue encomendada al pueblo de Israel.
La piedra (Cristo) que desecharon los edificadores (los líderes religiosos) ha venido a ser la cabeza del ángulo (Iglesia). Todo el que cayere sobre ella, será quebrantado; más sobre quien ella cayere, le desmenuzará.
¿Por qué la entrada de Jesús a Jerusalén se le conoce como entrada triunfal? Él fue rechazado por su propio pueblo, pasó por un juicio ilegal, lo golpearon,  lo colocaron en una cruz y lo ejecutaron como un criminal. Sabemos cómo termina esta historia: Él triunfó cuando resucitó. Jesús cumplió más de 300 profecías mesiánicas.  La parábola de la viña y los labradores malvados se refiere a la historia de Israel y el papel actual de la Iglesia.

Antes de su entrada triunfal a Jerusalén, con la parábola de la  viña y los labradores malvados, Jesús estaba mostrando que Él, el Mesías, sería asesinado, al igual que el hijo del dueño de la viña, por parte de los labradores. Los líderes religiosos no cumplieron con la misión encomendada por Dios, desde el inicio, de llevar al pueblo de Israel a una verdadera adoración y al arrepentimiento, y persiguieron a los profetas, que representan a los tres siervos golpeados por los labradores.
Antes de entrar a Jerusalén, Jesús lloró porque sabía que iba a ser rechazado por el pueblo escogido de Dios, al que Dios amaba, a los que había sanado, liberado, alimentado y que salvaría. Él llora por todos aquellos que no han entregado sus corazones y no se han arrepentido.
Al entrar al templo, Jesús se enojó porque vio que los líderes religiosos de ese tiempo no respetaban la forma de adoración establecida por Dios, e incluso inventaron otras 600 leyes a las que Dios había dado. Ellos querían tener la gloria, en vez de darle la gloria a Dios.
Al liberar a los animales en el templo, Jesús estaba mostrando que era el último sacrificio, pero los líderes religiosos no lo reconocieron como autoridad, a pesar de que habían visto cómo resucitó a Lázaro e hizo milagro tras milagro.

El versículo 15 de la parábola de la viña señala que el señor de la viña vendrá y destruirá a los labradores malvados y le dará la viña a otros. Al escuchar esto, los líderes religiosos dijeron que eso nunca sucedería. No solo la nación de Israel es afectada por esta parábola, muestra quiénes son los otros labradores, la Iglesia. A raíz de la muerte de Jesús, comienza la Iglesia y el movimiento misionero a predicar el Evangelio de Dios, primero a los judíos y luego a los gentiles.
Cada persona que entrega su vida a Cristo se convierte en un cristiano y nosotros como Iglesia somos los arrendatarios de ese viñedo (el mundo). Debemos preguntarnos:
¿Hemos obedecido la Palabra de Dios, hemos  rendido nuestra vida a Cristo en todas las áreas de nuestras vidas?
Jesucristo es la piedra angular, es nuestra esperanza y solamente a través de Él todos podemos encontrar la salvación.       

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