CRISTO EN EL ÉXODO, PARTE 1: EL ARCA DE LA ALIANZA ( Éxodo 25:10-22 )
CRISTO EN EL ÉXODO, PARTE 1: EL ARCA DE LA ALIANZA ( Éxodo 25:10-22 )
A lo largo del Antiguo Testamento, se visualizan atisbos de Jesucristo como el Mesías prometido y las personas de aquella época no comprendían quién sería. No obstante, a través del Nuevo Testamento podemos, actualmente, entender mejor estas prefiguraciones.
En Éxodo, Dios envió a Moisés para liberar al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto. Aunque Moisés al principio dudaba de su capacidad para ser el libertador, Dios lo equipó con poderes milagrosos y lo guio para enfrentar al faraón. Después de diez plagas, el faraón finalmente permitió que los israelitas partieran, pero los persiguió. El Señor intervino al abrir el Mar Rojo, que permitió a su pueblo escapar del faraón.
A pesar de los milagros y el cuidado de Dios, el pueblo se quejaba repetidamente y luchaba por confiar en Él. En el Monte Sinaí, Él les dio los Diez Mandamientos y ellos no pudieron cumplir la ley por sí mismos.
Dios instruyó a Moisés en la construcción de su Tabernáculo, que anticipaba la futura obra de Jesucristo y cuyo diseño simbolizaba la necesidad de un mediador perfecto entre Dios y la humanidad, por dos razones principales:
Proporcionar un lugar para la presencia de Dios
Dios deseaba habitar entre su pueblo y establecer una relación cercana con ellos. El Tabernáculo servía como su morada móvil mientras los israelitas se desplazaban por el desierto. De igual manera, Jesús vino a habitar entre su pueblo, como se menciona en el primer capítulo de Juan.
Establecer un lugar de adoración
El Tabernáculo era el sitio designado para que el pueblo adorara a Dios. El Señor les proporcionó un patrón de cómo debían adorarlo.
El Arca del Pacto es una tipología de Cristo:
El Arca del Pacto nos muestra la encarnación de Cristo
La construcción del Arca del Pacto conllevaba la participación de todo el pueblo, ya que poseían habilidades en construcción y orfebrería.
El diseño del Arca era intricado, por lo que Dios le especificó a Moisés cómo debía ser construido. La madera de acacia, común en el desierto, fue utilizada en su estructura y fue recubierta con oro puro por dentro y por fuera, lo que simboliza la humanidad y la divinidad de Cristo respectivamente; estos dos elementos representan la naturaleza dual de Jesucristo: 100% hombre y 100% Dios. Cabe resaltar que el Arca del Pacto, ubicada en el lugar santísimo del Tabernáculo, representaba también la encarnación de Cristo.
Por otra parte, el Tabernáculo fue hecho con materiales comunes como la madera y la piel de animales, que refleja la encarnación de Dios, es decir, su divinidad cubierta con carne humana.
De toda la estructura, Dios comienza la construcción desde adentro hacia afuera, priorizando lo más importante: el lugar santísimo y el arca del pacto, lo que simboliza su presencia entre su pueblo.
El Arca del Pacto nos muestra la propiciación de Cristo
El Propiciatorio o Asiento de Misericordia es el lugar de expiación que figura a Jesús. No era solo un elemento sobre el Arca del Pacto, sino que cubría toda el arca. En hebreo es Kapará y significa expiación, cubrir o limpiar.
Tanto el lugar de la expiación como el Arco del Pacto eran del mismo tamaño; esta simetría nos ofrece una poderosa representación de lo que Jesucristo cumplió en la cruz. Dentro de este se encontraban los Diez Mandamientos. Como seres humanos, somos incapaces de cumplir a cabalidad la ley de Dios; aunque es su deseo que le obedezcamos, solo Jesús fue capaz de cumplir la ley perfectamente y murió en la cruz para expiarnos de nuestros pecados.
El Arca del Pacto nos demuestra cómo Jesucristo cumplió la ley
«Coloca dentro del arca las dos tablas de piedra grabadas con las condiciones del pacto que te entregaré. Luego pon la tapa de la expiación encima del arca. Allí me encontraré contigo y te hablaré desde encima de la tapa de la expiación, entre los querubines de oro que están suspendidos sobre el arca del pacto. Desde allí te daré mis mandatos para el pueblo de Israel» (Éxodo 25, 21-22).
Dios mostró su deseo de encontrarse con su pueblo mediante una nube sobre el arca del pacto.
Cristo es nuestro mediador, quien se interpone entre nosotros y Dios para reconciliarnos con Él. En Mateo 5, 17, Jesús dijo que no vino a abolir la ley, sino a cumplir sus propósitos. Dios dio la ley, los Diez Mandamientos, como un estándar perfecto para su pueblo, pero ningún ser humano pudo cumplirlos hasta que Jesús, obedeciendo plenamente estos mandamientos, vivió una vida perfecta en nuestro lugar, sin pecado.
La transfiguración es la revelación de la gloria de Cristo a través de la presencia de Moisés y Elías, quienes a su vez representan la ley y los profetas respectivamente (Mateo 17, 3-5); sin embargo, cuando Dios declaró que Jesús es su hijo amado en quien tiene complacencia y a quien tienen que escuchar, Moisés y Elías desaparecieron, lo que indica que la ley y las profecías se cumplieron en Cristo. Desde entonces, Jesucristo es el centro de nuestra adoración y ministerio