LA GRAN SORPRESA, DIOS AMÓ A JACOB / The great surprise, God loves Jacob

30/06/2019

LA GRAN SORPRESA, DIOS AMÓ A JACOB / The great surprise, God loves Jacob

Predicador:
Passage: Génesis 25:19-34, Romanos 9:8-15, Romanos 10:9-17
Tipo De Servicio:

Hoy veremos en el nuevo testamento Romanos 9, lo que Pablo nos amplía sobre lo que estamos estudiando en Génesis y podamos entender como un pueblo se convierte en el pueblo de Dios.

En la historia vemos que Isaac y Rebeca pasaron por los mismos problemas que Abraham y Sara. La diferencia está en que Isaac oró a Dios por su esposa, para que pudiese tener hijos. Rebeca se embaraza y Dios le dice que de ella vendrían dos naciones, con una batalla en su vientre, y le dice que el mayor serviría al menor. El primero que nace es Esaú (significaba rojo), luego sale inmediatamente después, Jacob (significa aquel que agarra el talón, es alguien que engaña, que manipula), agarrando el calcañar de Esaú. Es aquí donde empieza la guerra entre estos dos hermanos. Esto crea una división en su hogar. Rebeca toma el lado de Jacob, Isaac prefiere a su hijo Esaú. Debemos recordar que tenemos a Isaac, que es el comienzo de la línea de Cristo, luego tenemos a Jacob, que viene de una vida disfuncional, y esto se repetirá a través de la historia.

En Romanos 9:8-15 Pablo nos hace una implicación para decirnos como Dios escoge a los hijos de la promesa.

Dios no nos escoge por nuestras buenas obras o porque somos buenas personas (Jacob era un mentiroso, engañador; pero Esaú no era mejor persona, no le importaba nada, solamente sus necesidades físicas).

La única razón por la cual Jacob fue escogido por Dios fue porque Dios lo amó, no porque fuese mejor que Esaú. Somos escogidos solo por su gracia y no por nuestras obras. ¿Por qué deberíamos evangelizar, si Dios igual escogió a su pueblo? La respuesta es sencilla, Él nos manda a presentar el evangelio a otras personas y nos usa como su gran plan para salvar a otras personas. Si Dios es soberano y sabe todas las cosas, ¿por qué debemos orar? – Es cierto que es soberano y sabe todo, pero nos llama a orar. Ambas cosas son verdad.

Romanos 10:9-17 nos dice que «si confesamos con nuestra boca que Jesús es el Señor, seremos salvos…» Tenemos una responsabilidad, Dios nos ha mandado a evangelizar. Dios es soberano, todopoderoso, omnisciente, está en control. Dentro de su soberanía, Dios escoge a muchos que va a salvar, porque el ama a los que serán salvos para su gloria.

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