EL PROBLEMA: ¿Por qué necesitamos un Salvador? – Parte 2
El problema: ¿Por qué necesitamos un Salvador? (Génesis 3:1-19)
Serie: «Retratos del Salvador que Viene» – Parte 2
La manera en que expresamos nuestro amor a Dios es obedeciendo sus mandamientos.
¿Qué significa necesitar ser salvado?
Todo el que clama el nombre del Señor será salvo. Pero es una desesperación porque necesitamos ser salvos o hay muerte en el destino.
En la primera parte de esta serie vimos el Mandamiento. Hoy veremos el Crimen y la Maldición
El Crimen: Génesis 3:1-7
Satanás es un ser creado por Dios, por tanto no es mayor que Él.
En Génesis 2:16 el mandamiento era que podían comer de todos los frutos de todos los árboles.
Satanás es astuto y usa las palabras de Dios a veces en nuestra contra, primero creando dudas. Plantando la semilla de la duda en la mente de Eva inicialmente y luego de convierte en más dudas.
La mentira de Satanás siempre es y será que Dios no te ama. Planta dudas para decirte que Dios te retiene cosas, te prohíbe cosas, que no quiere lo mejor para ti, que quiere dañarte. Es una mentira.
Luego en el versículo 4, Satanás viene con un ataque directo de la verdad de Dios. Desafía las palabras de Dios, la verdad de Dios.
No hay verso más importante que Génesis 3:5 para entender el pecado de la humanidad, por qué pecamos y por qué necesitamos un Salvador. Satanás intenta engañarles diciéndole que Dios les mintió y que le impedía ser como Dios. ¡Así que el pecado original fue el deseo de ser como Dios!
La tentación no era por la fruta, sino que creyeron que podían ser como Dios. Allí comenzó la guerra con el pecado.
Cuando la mujer vio que era agradable comió y dio también a su marido. Adán y Eva cometieron una alta tradición. Desobedecieron a Dios y obedecieron a Satanás. Génesis 3:6
El pecado original es querer ser nuestro propio dios, nuestro propio líder
Y lo peor es que justo después se cubrieron con las mismas hojas ? del árbol del pecado. Esto es que en lugar de ir a Dios y pedir perdón lo trataron de encubrir y cubrir su pecado. Y con esto luchamos hoy en día. Pecamos y lo escondemos. Génesis 3:7
Adán y Eva estaban formando los fundamentos de la raza humana. Todos los hombres venimos de Adán. Todos nuestros deseos de pecar también vienen de él y del deseo de ser nuestro propio dios.
¡Por eso somos llamados como cristianos a confesar y pedir perdón a Dios por nuestro pecado y reconocerlo!
En Génesis 3:8-14 el primer pecado de toda la creación fue cuando Lucifer quiso ser Dios. A través de Satanás Dios demostró lo que sucede cuando pecamos contra Él. Dios en su justicia expulsa a Satanás y un tercio de ángeles del cielo. Eso fue algo inmediato. Esto es lo que la rebelión en contra del Altísimo merece.
La maldición. Génesis 3:8-14
La historia de la caída de Satanás es el ejemplo de lo que pasa cuando hay rebelión contra el Santísimo. El castigo por su rebelión fue algo instantáneo. A Adán y Eva, por el contrario, no los mató instantáneamente, no los destruyó, sino que fue a su encuentro.
Dios llamó al hombre no porque no supiera lo que habían hecho, sino que estaba dando al hombre la oportunidad de conversar, confesar y arrepentirse. Era la oportunidad de regresar a Dios. Génesis 3:9
Pero Adán por el contrario culpa a Eva y a Dios “esa mujer que tú me diste” En lugar de arrepentirse y confesar culpó a Dios. No aceptó su responsabilidad.
Dios se dirige a la mujer ,dándole la oportunidad a que se arrepienta y ésta echa la culpa a la serpiente. Génesis 3:13
Cuando pecamos en contra de Dios debemos confesar y tomar responsabilidad de nuestros pecados 1 Juan 1:9
Y esto es parte de nuestra naturaleza humana pecaminosa por herencia.
La maldición para el hombre es tener que trabajar arduamente la tierra para vivir. Adán fue creado para gobernar, pero ahora debía trabajar duro y labrar la tierra para poder comer.
La maldición para la mujer es parir a sus hijos con dolores y ser enseñoreada (a veces con violencia) por el hombre. El esposo tendría dominio sobre ella y ella con deseo de estar en control. Es una lucha entre hombre y mujer.
Adán y Eva cometieron el mismo pecado que Satanás, pero Dios les dio la oportunidad de arrepentirse. Nunca lo hicieron.
Aplicaciones del por qué necesitamos un Salvador
Hemos pecado en contra de Él. Al examinar este pasaje debemos vernos reflejado en Adán y Eva porque así es quienes somos.
¿A medida que luchas con el pecado de nuestros corazones como respondes a eso? ¿Culpas a otros? ¿Tomarás la responsabilidad?
¿Tienes la tendencia de esconder tu pecado? ¿De esconderlo de Dios?
La invitación de Dios es la misma que le hizo a Adán y Eva, “que vayamos a Él”.