LA CAÍDA DE LA HUMANIDAD- II Parte

06/05/2018

LA CAÍDA DE LA HUMANIDAD- II Parte

Pastor Todd nos comparte a través de la Biblia sobre «La caída de la humanidad» en la serie de «Demostraciones y declaraciones de Génesis»

Vimos que Dios había creado al hombre y a la mujer. Dios les había ordenado que ellos no podían comer del árbol del conocimiento del bien y el mal. Dios los había creado con libre albedrío para que tuviesen la oportunidad de escoger, de tomar decisiones, para la libre elección de seguir a Dios. Vimos que la serpiente, poseída por satanás, tentó a Eva y ella pecó comiendo del árbol y le dio a su esposo. Adán no hizo nada, también comió del fruto y era su trabajo decirle a Eva que no estaba bien, que no debían hacerlo. La motivación de ellos no era que tenían hambre, sino que querían ser como Dios, hacerse ellos Dios en lugar de adorar a Dios. Este es el fundamento de todos los pecados: el amor e idolatría a uno mismo y de aquí surgen los otros pecados. Ellos cometieron una alta traición al altísimo. Adán era el representante de toda la humanidad y conocía a Dios cara a cara, se le había dado un ambiente perfecto, Dios caminaba con él. Debemos entender la gravedad del pecado.

Veremos la respuesta de Dios al pecado de Adán y Eva

La sanción – penalidades para que se cumpla la ley, que nos da un incentivo para obedecer. El deseo de Dios es hacer que la humanidad sea santa. Antes que Adán y Eva pecaran no tenían necesidad de ser santos, pero luego del pecado Dios debía restaurarlos. Cuando pecamos perdemos nuestro compañerismo con Dios. (Génesis 3:17), vemos que Dios maldice la tierra por causa de Adán, esa será la consecuencia del pecado y a Eva le da dolor en su preñez al dar a luz y le dice que su deseo será para su marido.
El Salvador – A Cristo le clavaron una corona de espinos al estar crucificado. Él tomó la maldición en sí mismo. Cristo tomó en la cruz todo, Dios había puesto sobre Adán y Eva como juicio. Solamente hay una solución al pecado de la humanidad y es Cristo, quien nació sin pecado en su naturaleza y no tiene nada de la simiente de Adán. Él nació de una manera milagrosa, de una virgen, sin el efecto de la maldición. Él tomó la maldición sobre la tierra, nuestro juicio y la tomó sobre sí. Desde aquí veremos un patrón que se repite una y otra vez, el hombre peca, cae y el Salvador nos rescata continuamente.

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