LA IDENTIDAD DE UN PUEBLO SANTIFICADO POR DIOS (Tito 2:11-15)

Expositor: Armando Romero

La Biblia nos deja muy claro que el estándar moral que se establece para cada líder dentro de la iglesia es igual también para cada hijo de Dios. Cuando Tito estaba en la isla de Creta, Pablo le escribió diciendo que él debía corregir lo deficiente, había muchas cosas que la iglesia estaba pasando: Legalismo, engaños y problemas de inmoralidad sexual, situaciones con las que la Iglesia también lidia hoy día.

Tito estaba llamado a corregir cosas como el legalismo. Los judíos estaban trastornando a los nuevos creyentes, con el argumento de que la salvación solo se obtenía por seguir la Ley de Moisés.

Tres puntos importantes sobre la identidad que Dios nos dio como su pueblo:

1. La razón de la identidad: Cada día debemos negarnos a nosotros mismos, tomar la cruz y seguir a Dios (versículos 11). Estamos llamados a ser sobrios, a vivir íntegramente en nuestros entornos, pues Cristo mismo nos modeló esa conducta. Hoy en día se trata de normalizar el pecado. Pablo nos exhorta a renunciar a la impiedad y evaluar constantemente lo que hacemos; a tener dominio propio. Debemos vivir como Dios desea, hacer su voluntad en nuestra vida.
2. Identidad del pueblo de Dios (versículos 12 y 13). Somos nuevas criaturas transformadas por el Espíritu Santo.  Debemos poner nuestra mirada en cosas celestiales y no en las terrenales. Pensar en su venida debe llenarnos de gozo. Es una esperanza que nos debe llevar a entender la urgencia de predicar el Evangelio.

Deseo de identidad de Dios para su pueblo (versículos 14). Debemos rechazar el pecado porque Cristo se dio a si mismo para redimirnos de toda mancha. Redimir significa comprar de vuelta. Romanos 12 nos dice que no debemos amoldarnos a este mundo, sino transformarnos por el conocimiento de la verdad, por medio de la palabra de Dios y mantenernos firmes en la libertad que nos dio Cristo. Él nos invita a formar parte de su naturaleza divina. Le pertenecemos a Dios al rescatarnos y comprarnos nuevamente. Nuestras buenas obras glorifican a nuestro Padre.

Puntos de aplicación:

1. ¿Qué áreas me alejan del Señor y por qué no se las he entregado?
2. ¿Estamos viviendo la esperanza y expectativa de Cristo?
3. ¿Cómo es mi comportamiento entre quienes no conocen a Dios?

Somos llamados a ser luz y sal.