MADUREZ EN LAS TENTACIONES
Madurez en las tentaciones
(Serie: La epístola de Santiago, madurez espiritual)
Tenemos que tomar con seriedad el pecado en nuestras vidas. Porque las ramificaciones del pecado van a producir muerte en nuestras vidas. En este pasaje vemos como es el proceso y podemos ponerle alto en nuestras vidas.
¿Cómo podemos lidiar con la tentación en nosotros de una manera madura?
Somos tentados por nuestros propios deseos, de nuestro interior, y esto nos hace responsables de nuestros deseos pecaminosos; las circunstancias del mundo que nos rodea o Satanás no tendrían efecto si el deseo primeramente no surgiera de nosotros. Cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión.
El pecado empieza con una tentación que viene de adentro, ese deseo malo… es el momento en que cedemos a la tentación en que se convierte en pecado, la tentación te va llevando, seduciendo. En el versículo 15 podemos ver el término “concebir”; la tentación, el deseo, tiene éxito cuando concibe y luego engendra el pecado. El pecado puede tomar raíz en nuestro corazón, crecer y engendrar muerte.
El hecho de que seas tentado no significa que ya pecaste. Muchas personas dicen «si soy tentado voy a ceder a la tentación porque ya he pecado». Nosotros resistimos a la tentación. La tentación puede quedarse en solamente eso sin llegar a ser pecado. Podemos cortarlo. ¿Cómo podemos hacer eso? ¿Cómo detengo ese pecado, para que no engendre muerte? En cualquier momento podemos poner un alto a este proceso a través del poder del Espíritu Santo en nuestras vidas. La tentación no tiene que llegar a ser pecado, y si pecamos debemos cortarlo allí para que no crezca la raíz en nuestro corazón y llegue muerte. Debemos Arrepentirnos e ir delante del Señor, pedirle perdón y el pecado no producirá muerte.
1 Juan 1:9 nos recuerda que si confesamos nuestros pecados, el Señor nos perdona y limpia. Debemos ir en arrepentimiento enseguida y no buscar justificarnos o defendernos. El pecado del cual no me arrepiento es el que engendra muerte.
Con madurez debemos reconocer que seremos tentados, pero nuestra meta es ganar la batalla y en el momento en que somos tentados rodearnos de personas que nos ayuden para resistir en la primera línea de batalla. Si fallamos y cometemos el pecado: allí mismo debemos arrodillarnos y pedirle perdón a Dios en arrepentimiento. Ese proceso empieza a suavizar nuestro corazón, a ser más sensible al Espíritu Santo para decirle la próxima vez NO a la tentación.
Debemos reconocer que la tentación existe y que comienza en mí, pero tenemos la oportunidad de luchar en cada uno de los campos en contra de la tentación.
SOLUCIÓN PROPUESTA A LA TENTACIÓN (Santiago 1:17-18) – “Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto.”
Santiago está haciendo un contraste entre dos ideas:
El pecado que engendra muerte
Dios que da y produce vida
Nuestra mirada debe estar puesta en Dios para satisfacer nuestras necesidades. Dios está diciendo «mírame a mí» y aquí Santiago está diciendo Dios no es el que tienta, Dios es el dador de todo don perfecto, de la vida. Y todo lo que tu carne anhela o lo que deseas tú, todo puede ser suplido por Dios. Porque el pecado viene de un deseo perverso, distorsionado, Dios nos dice «Yo soy el que suple tu necesidad, el que puede traer satisfacción completa en tu vida».
La batalla la ganamos cuando vamos a Dios para nuestras necesidades
Aplicaciones
Evaluar e identificar en nuestra vida esas áreas donde somos débiles, donde mayormente somos tentados.
Darle al Señor esas necesidades que tenemos, pedirle que sea Él quien las supla.
Identificar en este campo de batalla, ¿en cuál área tengo que luchar más para que el pecado no tome raíz y engendre muerte?
Debemos apropiarnos lo que Cristo hizo por nosotros en la Cruz, a través del arrepentimiento (Ponernos de acuerdo con Dios).
Necesitamos a Dios, necesitamos el poder de Dios, la presencia de Dios, la palabra de Dios, necesitamos al pueblo de Dios para poder permanecer firmes y hacerle frente a la batalla.
Jesucristo dijo «Mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo» Y nosotros podemos pararnos firmes y tener victoria en las tentaciones.