MIRANDO ATRÁS Y MIRANDO ADELANTE / Looking back and looking forward

13/12/2020

MIRANDO ATRÁS Y MIRANDO ADELANTE / Looking back and looking forward

Predicador:
Passage: Génesis 49:1-12, Génesis 49: 28-33, Génesis 50:15-21
Tipo De Servicio:
la

Mirando atrás y mirando adelante / Looking back and looking forward (Génesis 49 y Génesis 50)
El libro de génesis es un libro de comienzos, donde podemos observar el origen de todas las cosas. Al terminar esta serie veremos como Jacob toma un tiempo para hablar sobre lo que había pasado y también mira hacia delante para ver lo que sucederá con su pueblo.

Génesis 49:1-12; 49: 28-33; 50:15-21 – En estos pasajes estamos viendo la vida final de Jacob, en su lecho de muerte; así que lo que estaba diciendo era muy importante para el pueblo de Israel. Jacob reunió a todos sus hijos biológicos y empieza a darle la última bendición a cada uno de ellos antes de morir, lo que también se convierte en un mensaje profético para cada una de las tribus de Israel. Antes de darle la bendición a sus hijos, lo primero que hizo Jacob fue darle la doble porción de bendición a los hijos de José y la adopción de los mismos como suyos. Es muy importante la bendición de adopción.

Veremos tres ideas en cuanto a “Mirando atrás y mirando adelante”

Reflexionar en las elecciones del pasado – Dios da palabras proféticas a cada uno de sus hijos. Rubén era el primogénito de Jacob, quien por cultura debía recibir la herencia, una doble porción de bendición y tenía la responsabilidad de seguir cuidando al resto de la familia. Cuando Jacob empieza a bendecir a Rubén, lo enaltece; sin embargo, en el versículo 4, vemos que da la razón por la cual Rubén no recibe la herencia: la de haber profanado el lecho de su padre. (esto lo vemos en Génesis 35:22). Le dice que ya no será el líder de la familia, que lo será Judá. Lo mismo sucede con Simeón y Levi, que son los que siguen en la línea de sucesión, quienes se vengaron del príncipe de Siquem y no conformándose, se vengaron con violencia de todos los hombres, matándoles. Para ellos fue una vergüenza delante del resto de sus hermanos. Sin embargo, Rubén, Simeón y Levi no fueron desheredados.

Cuando en nuestras vidas tenemos pecados que no confesamos, conflictos no resueltos; estos nos traerá consecuencias y no quiere decir que perdemos la salvación que tenemos solo por la gracia de Dios. Aquí lo contratamos con Judá, quien no era perfecto. Entonces, ¿por qué se le da esta bendición, cuando él también hizo cosas malas? Esto nos da un panorama de cómo Dios lidia con todos sus hijos. Judá tuvo un tiempo para arrepentirse y él lo hizo, de hecho estuvo dispuesto a dar la vida por su hermanito. La realidad está en el hecho de a quien Judá representa: a aquel quien sería el león de Judá y fue por la gracia de Dios que lo escoge y él le respondió a Dios al arrepentirse y hacer cambios en su vida. Dios disciplina y a través de la vida de Judá nos muestra como nos extiende su gracia.
Muchas veces, los malos hábitos que tenemos en nuestra vida se pasan de generación en generación y quizás no lo veamos como pecados. Seamos honestos con Dios, con lo que lidiamos.

Prepararse para la eternidad – Jacob prepara lo que sucedería después de morir y pide que lo entierren en Canaán, pues él sabía por la promesa de Dios que sería sepultado con sus padres. Esta es la forma que como cristianos debemos morir con confianza, sin temor, en paz. ¿Sabemos lo que sucederá con nuestro espíritu una vez que muramos? Como cristianos, al rendir nuestra vida al Señor Jesús, tenemos la promesa para la eternidad.

Recordar la gracia soberana de Dios – Después que Jacob muere, los hermanos de José se pusieron muy ansiosos, pensaban que José se vengaría de ellos. Vemos que en Génesis 50:17 José llora, él pensaba que por qué ellos seguían con eso si él ya los había perdonado. En los versículos 19-21, les dice que no tuvieran miedo, que Dios transformó el mal en bien y les dice que proveería para ellos y sus hijos y los consoló amorosamente. 

Aplicaciones:

Decirle a Dios sobre nuestros los pecados no confesados. La gracia y el perdón le siguen al arrepentimiento. Terminemos este año arreglando esas cosas del pasado para iniciar un nuevo año.
Debo aceptar el perdón y la gracia de Dios. Dejar de sentir miedo y entender que si le rendimos nuestra vida a Cristo, nuestros pecados son perdonados para siempre. Como Dios es un buen Padre, él seguirá disciplinándonos.
Ninguno de nosotros sabe cuando será nuestro último aliento en la tierra y debemos prepararnos para la eternidad y ordenar las cosas en nuestra vida.
Si soy un hijo de Dios, parte de mi herencia es la eternidad con Dios, sin importar lo que suceda en nuestro ambiente y podemos tener confianza y paz como Jacob.

 
Qué hermosa imagen del perdón de Dios, quien tira todo en el mar del olvido, decide no recordar nuestro pecado, nos limpia de nuestros pecados y no los trae a relucir nuevamente.

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