Parte 12 – EL CRISTIANO, LA LEY Y EL PECADO

22/06/2025

Parte 12 – EL CRISTIANO, LA LEY Y EL PECADO

Expositor: Pastor Todd Tillinghast

En Romanos 7, el apóstol Pablo nos guía a una profunda reflexión sobre la lucha interna del creyente con el pecado. Aunque hemos sido liberados por Cristo, seguimos enfrentando una batalla diaria entre nuestra carne y el deseo de vivir en obediencia. Pablo expone con honestidad que incluso él, siendo apóstol, experimenta esta lucha. También nos recuerda que la ley no es el problema: es santa y buena, pero no tiene poder para salvar. Su propósito es mostrarnos cuán inclinados estamos al pecado y cuánto necesitamos a Cristo.

En esta sección veremos tres temas clave: la experiencia del cristiano con la lucha interna, el propósito de la ley en la vida del creyente, y la realidad persistente del pecado. Esta verdad no nos condena, sino que nos libera: no estamos solos en nuestra lucha, y Dios nos da la victoria a través de Jesucristo.

1. El Cristiano:

El versículo 14 nos ayuda a entender por qué algunas personas piensan que un verdadero cristiano no puede estar “vendido al pecado” si ya ha sido liberado por Cristo. Les cuesta aceptar que un creyente aún pueda luchar tan intensamente con el pecado como lo describe este capítulo. Sin embargo, ser cristiano no significa que ahora tengamos libertad para pecar sin consecuencias. Pablo habla en primera persona y en tiempo presente, mostrando que él, como creyente, aún lucha con el pecado. Esta lucha interna no es señal de derrota, sino evidencia de una fe viva. Solo un verdadero cristiano puede experimentar esa tensión entre el deseo de agradar a Dios y la realidad del pecado. El no creyente no siente esta batalla, porque está espiritualmente muerto. Pablo nos recuerda que esta lucha es parte normal de la vida cristiana.

2. La Ley

Pablo nos enseña que los cristianos ya no estamos bajo la condenación de la ley porque hemos muerto al pecado y ahora vivimos para Dios. Aunque somos libres, esta libertad no es para vivir como queramos, sino para servir a Dios. Pablo aclara que la ley no es mala; fue dada por Dios con un propósito: mostrarnos nuestro pecado. La ley no puede salvarnos, pero sí revela lo que hay en nuestro corazón. De hecho, muchas veces deseamos justo aquello que la ley prohíbe. El problema no es la ley, sino nuestra naturaleza pecaminosa. Por eso, aunque la ley nos guía, solo en Cristo encontramos libertad y salvación.

3. El Pecado

Aunque como cristianos deseamos no pecar, muchas veces terminamos haciendo lo que no queremos. Esta lucha interna muestra que tenemos dos naturalezas: la carne y el espíritu. El pecado puede ser atractivo por un momento, pero es dañino. La ley nos ayuda a reconocer cuando fallamos, y Pablo nos recuerda que esta batalla es real en la vida del creyente. Vivimos en un mundo lleno de tentaciones, pero no estamos solos: Dios nos da fuerza para perseverar en medio de la lucha.


Romanos 7 nos revela una verdad clave del caminar cristiano: aunque hemos sido liberados por Cristo, seguimos enfrentando una lucha real con el pecado. Pablo, con honestidad y humildad, muestra que esta batalla interna es parte de la vida del creyente. La ley no es mala; su propósito es mostrarnos nuestro pecado, pero no tiene poder para salvarnos. Solo en Cristo encontramos verdadera libertad. Esta enseñanza nos consuela, nos anima a tener gracia con otros y nos llama a depender totalmente de Dios en nuestra lucha diaria. No estamos solos: en medio de la debilidad, Dios nos da fuerza para seguir firmes.

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