VIDA INTENCIONAL – El Sermón del Corazón

02/10/2022

VIDA INTENCIONAL – El Sermón del Corazón

Vida Intencional (Mateo 7:12-14)
Para Jesús son importantes nuestras motivaciones. Las personas a las que desafió con el Sermón del Monte eran dirigidas por líderes religiosos a quienes les interesaba demostrar a la gente su apariencia externa y no su relación con Dios.

Jesús lanza dos desafíos, ser intencionales:

En nuestras relaciones.
En nuestras decisiones.

1. El Antiguo Testamento puede resumirse en una frase «Haz a otros lo que te gustaría que te hagan a ti». (Mateo 7:12). Luego, les habla de los dos grandes mandamientos: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente, y amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:35 al 40).

Si amamos a Dios, ese amor se va a reflejar en las relaciones personales que tenemos con otros. 1 Juan 4:11 dice que si Dios nos amó tanto, debemos amarnos unos a otros. Dios no condiciona su amor, dio el primer paso, fue intencional y dijo “voy a extender mi amor a la humanidad”.

No podemos decirle a Dios, ¡Yo te amo, pero no a tus hijos! Debemos amarnos unos a otros.

No esperes que sea la otra persona dé el primer paso. Toma la iniciativa. ¿Cuántas de las relaciones interpersonales son complicadas y difíciles? Sencillamente por falta de intencionalidad.

2. Dios también quiere que seamos intencionales en nuestras decisiones. La ciudad a la que pertenecía la audiencia del Sermón del Monte estaba rodeada de muros y había solo dos puertas accesibles, una ancha, por la que podía entrar la mayoría, y otra más angosta, de la cual pocos sabían.

La multitud usualmente usa la puerta ancha, el camino fácil, pero pocos van por la puerta angosta, el camino más difícil. En la vida cristiana la puerta angosta es Jesucristo. Él es el único camino a la Salvación, para obtener la vida eterna. No entramos por ella por nuestras obras o por ser buena gente. Ese camino fue logrado por lo que Cristo hizo en la cruz.

La vida del creyente no es fácil, si bien hay plenitud de gozo en ella. Constantemente debemos tomar decisiones en cuanto a nuestras relaciones con otras personas o en la forma en que nos conducimos. Pero tenemos al Espíritu Santo, la Palabra de Dios, los unos a los otros para ayudarnos.

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