EL DIOS DE LAS SEGUNDAS OPORTUNIDADES ( Éxodo 34)
Título: El Dios de las segundas oportunidades
Serie: Éxodo: Libertad, rescate y responsabilidad
Expositor: Pastor Todd Tillinghast
Mientras Dios le daba a Moisés las instrucciones para construir el Tabernáculo, donde se manifestaría a la nación de Israel, el pueblo cometía adulterio espiritual al hacer un becerro de oro y adorarle. Dios, a través del Antiguo Testamento, se describía como el esposo de la nación de Israel. De la misma manera, nosotros somos la novia de Cristo, como se explica a través de las escrituras. Dios es justo y también misericordioso, por lo que extendió su misericordia a la nación de Israel, a pesar de ser una nación adúltera.
Tres principios para recordar cuando Dios nos da segundas oportunidades:
La condición de su relación no cambia.
Aunque Israel pecó y rompió los dos primeros mandamientos, Dios mantuvo su pacto. En Éxodo 34, 7 manifiesta su amor, misericordia, fidelidad y también su justicia.
Cuando vio lo que había hecho el pueblo, Moisés tiró con ira las tablas que Dios había tallado y escrito. Moisés tenía problemas de enojo y luchó contra eso toda la vida. Dios le dijo que tallara otras dos y Él escribió nuevamente los diez mandamientos. Dios preservó su pacto con Israel, pero les exigió obediencia.
El pacto es renovado (Éxodo 34:10).
Cuando Dios le da una segunda oportunidad a alguien, hace grandes cosas. Dios hizo grandes cosas en la nación de Israel, entre ellas derribó los muros de Jericó y detuvo el sol, para que las otras naciones vieran quién es el Dios de Israel.
Necesitamos la gracia de Dios. Nosotros rompemos nuestras promesas a todas las personas que amamos, incluso a Dios, pero Él siempre cumple sus promesas.
Cuando Dios nos da una segunda oportunidad, ya no estamos bajo la ley sino bajo la gracia (Éxodo 34:29-35).
Aun cuando Moisés no podía ver directamente cara a cara a Dios, porque hubo podido morir, su rostro resplandecía por la gloria de Dios. Cuando regresaba al pueblo después de hablar con Él, tenían temor de acercársele, por lo que se ponía un velo para dirigirse a ellos y darles instrucciones.
En 2 Corintios 3:18, Pablo se refirió a este episodio, mostrando cómo a través del sacrificio de Jesús podemos mirar a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor. El antiguo pacto iba a requerir de un nuevo pacto. Ninguno de nosotros puede cumplir la ley, pero ahora estamos en el pacto de la gracia.
El antiguo pacto podía ser quebrantado, pero el nuevo pacto no, porque no está basado en obras, sino en lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz. Lo que Israel, Adán y los profetas no pudieron hacer, Cristo lo hizo en nuestro lugar y nos dio un nuevo pacto.