EL MINISTERIO OLVIDADO (2 Corintios 5:18)

27/04/2025

EL MINISTERIO OLVIDADO (2 Corintios 5:18)

Predicador:
Passage: 2 Corintios 5:18
Tipo De Servicio:


La necesidad más urgente de toda la humanidad es poder ser reconciliado con Dios. El ser humano está totalmente perdido y, producto del pecado que habita en su corazón, se ha convertido en un enemigo de Dios. El apóstol Pablo creía que hacía el bien, que era “judío de judíos”, tenía una gran trayectoria. Cuando el mismo Señor Jesucristo salió a su encuentro y él contempló ese amor, él vio por primera vez cuán pecador era. El apóstol Pablo, impulsado por ese amor, hoy día nos recuerda en su Carta a los Corintios que esa reconciliación es un regalo, pero también una responsabilidad.

Cuando Adán y Eva decidieron pecar, perdieron no solamente el paraíso físico, también esa comunión tan santa que tenían con Dios. El pecado oscurece, mata, destruye y la vergüenza cubre lo que antes estaba desnudo y sin culpa. Por más que queramos hacer cosas buenas, un poco de levadura leuda toda la masa. Por ejemplo, si tenemos un litro de agua y le echamos solo una gota de cianuro. ¿Estaría dispuesto a tomarse esa agua? De la misma manera, Dios no transa con el pecado, porque el mismo día que Dios lo hiciera dejaría ser Dios.

Toda la gracia y misericordia provienen de Dios, no de nosotros. Por su gracia, Él nos concede poder tener el honor y el privilegio de servirle. 

-La reconciliación no comenzó en la mente del hombre ni en sus buenas intenciones, sino en el corazón de Dios. Fue el Padre celestial quien envió al mejor misionero de todos: a nuestro Señor Jesucristo, quien fue obediente hasta la muerte. 

-Es el Espíritu Santo quien aplica esta obra redentora en nuestros corazones. Cristo nos amó desde la eternidad y nos reconcilió con el Padre. 

-El Evangelio no es una noticia más, ni una buena obra de acción social, el Evangelio es la mejor noticia del mundo para el peor escenario, porque el infierno es la consecuencia del pecado. 

-Estamos rescatando a las almas que van camino al abismo. Por eso es tan importante, tan urgente predicar estas buenas nuevas. 

-El nombre de Cristo nunca debe faltar en la predicación. Sacar a Cristo del cristianismo es como sacar el alma del cuerpo. 

-Donde Adán culpó, Cristo ofreció voluntariamente su vida para perdonarnos. Nos limpia de todo pecado, nos hace hijos, siervos y embajadores de esa gloriosa reconciliación. Por lo tanto, ahora tenemos un encargo, una misión, por eso es que nos llamamos misioneros. 

El fin principal del hombre es vivir para la gloria de Dios y gozar de Él para siempre, porque no hay mejor lugar que estar en el centro de la voluntad de Dios.  Servimos al Rey de Reyes y Señor de Señores y a veces vivimos como si no lo consideramos. Dios no solo nos salva, también nos envía. Cada creyente es un ministro de la reconciliación. Si fuiste reconciliado, fuiste comisionado. 

Este es el ministerio olvidado. 

¿Has olvidado este ministerio? ¿Te has dormido en el gozo de la salvación y no te importan los demás? ¿Has recibido paz sin anunciar al príncipe de paz? 

Que el Espíritu Santo nos despierte y volvamos a predicar como lo hicieron los padres de la iglesia, así como lo hicieron los apóstoles, los hombres y mujeres que estuvieron dispuestos a dar la vida por aquel que los amó con amor eterno. Que cada iglesia se convierta en una clínica del alma. Que cada comunidad se convierta en un centro de reconciliación. 

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