LA HISTORIA DE DOS MADRES (Lucas 8:26-45)

A través de las escrituras, desde el comienzo de los tiempos, se ve el ejemplo de ser madre. Con la llegada de la maldición del pecado, también llegó la solución. Esto lo podemos observar cuando Dios le dijo a Eva en Génesis 3, 16 que multiplicaría los dolores en sus preñeces y en versículo anterior que podría enemistad entre la serpiente y la mujer y su simiente, y que este último le herirá la cabeza; esta es la primera profecía sobre el Salvador que vendría a través de María.

Por otra parte, el nacimiento del hijo de Elizabeth y Zacarías es otro milagro, ya que por su edad avanzada no podían concebir; una historia similar a la de Abraham y Sara. Contrario a la costumbre de la época, ambos decidieron llamar a su hijo Juan, el nombre que Dios le dio antes de su nacimiento.

María y Elizabeth son un ejemplo de cómo las madres deben responder ante ese llamado que Dios hace.

Maneras en las que las madres pueden criar a sus hijos y honrar a Dios:

1. Cada madre debe tener una perspectiva correcta acerca de quién es Dios

Gabriel era un ángel mensajero. Fue quien anunció el nacimiento de Juan el Bautista a Zacarías, que era un sacerdote, y también anunció el nacimiento de Jesús a María.

Cuando el ángel Gabriel se le presentó a María le dijo «¡Salve, muy favorecida!», no porque había algo maravilloso o extraordinario en ella o que fuese diferente a otro ser humano antes de que Dios la eligiera para traer al mundo a Jesús, sino porque fue un instrumento o una vasija que Dios escogió en su gracia y a través de su gracia.

• Cada madre debe tener la perspectiva correcta de ella misma

María entendió completamente quién era Dios y quién era ella. Entendió que ella no estaba al mismo nivel de Dios, entendió que era una sierva de Él y le respondió al ángel Gabriel: «¡He aquí la sierva del Señor, hágase conmigo conforme a tu palabra!»

• Cada madre debe tener la valentía de criar a sus hijos de una manera piadosa

Elizabeth, la prima de María, tuvo el valor de defender la voluntad de Dios de que su hijo se llamara Juan, a pesar de que las mujeres no eran escuchadas en esa época. Cuando dio a luz, sus vecinos, parientes y sacerdotes fueron al templo a circuncidar al niño y esperaban que se llamara Zacarías, como su padre, como era la tradición, mas ella respondió que se llamaría Juan, como lo había ordenado Dios. Ellos dijeron extrañados que no había nadie con ese nombre en su familia e Ignorando a Elizabeth le preguntaron a Zacarías, que estaba mudo desde que el ángel Gabriel se le apareció, debido a que no creyó en su mensaje.  Él escribió en una tablilla el nombre de Juan e inmediatamente recuperó el habla.

De estos pasajes podemos rescatar lo siguiente:

• Los padres han sido llamados a proveer, proteger, guiar y enseñar y las madres a cuidar, nutrir y estar más cerca de sus hijos.
• La identidad de los hijos debe estar enraizada en Cristo y no en lo que diga el mundo. Eso requiere valentía. Dios nos ha ordenado criar a los hijos de una manera que le honren.
• El reconocimiento de María que es una sierva de Dios es un recordatorio para todos los padres que necesitamos hacer esto en cada etapa en que se encuentren nuestros hijos.
• Debemos enseñar a nuestros hijos a pararse firmes con la verdad, en contra de lo que la sociedad o las mentiras del sistema digan.
• Es importante que como padres entendamos que nuestros hijos no nos pertenecen, sino que le pertenecen a Dios desde antes de que nacieran. Dios tiene un plan soberano para sus vidas y nos ha llamado como padres y madres a criar a nuestros hijos de una manera que lo honre y para que cada puedan entender cuál es su plan para ellos. Nosotros como padres somos mayordomos. El desafío está en recordar que nuestros hijos también son siervos del Señor (Proverbios 22, 6).