LA PARADOJA DE LAS PARÁBOLAS – Parte 11, «La parábola del rico y Lázaro» (Lucas 16:19-31)

13/10/2024

LA PARADOJA DE LAS PARÁBOLAS – Parte 11, «La parábola del rico y Lázaro» (Lucas 16:19-31)

Predicador:
Passage: Lucas 16:19-31
Tipo De Servicio:

LA PARADOJA DE LAS PARÁBOLAS – Parte 11, «La parábola del rico y Lázaro»
(Lucas 16:19-31)
Expositor: Pastor Todd Tillinghast
 

En cada una de sus parábolas, Jesús menciona a dos grupos de personas. En el contexto de aquel tiempo, Jesús fue criticado por comer con los pecadores y los cobradores de impuestos, por pasar tiempo con ellos y porque los amaba. Cabe resaltar que Jesús no quebrantó la ley de Dios, sino que fue criticado porque incumplió con las reglas establecidas por los maestros de la ley y fariseos.

La parábola del rico y Lázaro nos enseña que este es el momento para decidir dónde pasaremos la eternidad. Luego de morir será muy tarde, ya no habrá oportunidad para el arrepentimiento.

Podemos resumir esta parábola en tres ideas sencillas:

El contraste

Está muy claro que Jesús creó un contraste entre dos personas: el rico y Lázaro. El primero era muy pudiente y tenía muchos bienes, ya que celebraba fiestas todos los días. Este hombre rico era una persona arrogante y egoísta que solo pensaba en sí mismo. A diferencia de Lázaro, no tenía ninguna necesidad ni enfermedades, por lo tanto, no le importó la necesidad de su prójimo. Vivió su vida al máximo, sin prestar atención ni ayudar al pobre que vivía afuera de su residencia. Entraba y salía de su casa mientras observaba al mendigo tirado afueras de su hogar, que deseaba comer las migajas, pero su corazón no se compungía.

Lo contrario

Cuando ambos murieron, cada uno tuvo destinos distintos. Lázaro fue llevado al cielo (también llamado seno de Abraham), mientras que el rico fue llevado al infierno.

Las cosas buenas recibidas y disfrutadas por el hombre rico, a las que no tenía acceso Lázaro en la tierra, están ahora invertidas en la segunda escena. Mientras que el hombre rico es atormentado y afligido, Lázaro es consolado en el seno de Abraham.

La advertencia

La única manera de ir al cielo es creyendo en el evangelio y aceptando a Jesús en nuestro corazón.

Al aceptar el mensaje del evangelio en nuestras vidas, aceptamos sus mandamientos y estamos dispuestos a velar por nuestro prójimo.

Como cristianos no podemos ignorar las necesidades de las personas a nuestro alrededor, debemos tratar de ser generosos y apoyar a nuestro prójimo que tiene necesidades en lo que podamos.

Jesús mediante esta parábola nos enseña que, en lugar de centrarnos en nosotros mismos en todo momento, debemos prestar atención a las necesidades de los demás. Lo que hacemos con nuestros recursos mientras vivimos, muestra la condición de nuestro corazón.

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