LA SOBERANÍA DE DIOS /The sovereignty of God

12/01/2020

LA SOBERANÍA DE DIOS /The sovereignty of God

Predicador:
Passage: Génesis 31:22-42
Tipo De Servicio:

Dios le dice a Jacob que se fuera a la tierra de su padre y yo estaré contigo. Así que cuando se fue, él estaba confiando en Dios, pero ¿qué pasó? Labán lo persiguió. Antes de partir, Raquel había robado los ídolos de su padre (unas estatuillas de metal).

¿Qué significa la soberanía de Dios para mí? – Dios está en el control de todas las cosas, ¿lo creemos realmente? Cuando pasa una situación difícil, quizás digamos “Dios está en control”, pero ¿cómo se aplica esto realmente en mi vida y cómo funciona su soberanía con mis decisiones?

La implicación de la soberanía de Dios en nuestras vidas

Debemos discernir como su soberanía opera en nuestras vidas, recordando que realmente Dios está en control de todo.

Veremos dos puntos importantes:

El poder de Dios sobre todas las cosas (Génesis 31:22). También vemos que mientras Labán dormía, Dios se le aparece en sueños y le dice que deje en paz a Jacob, que no le hiciera ni mal, ni bien (Génesis 31:24). Lo que Dios le estaba diciendo en su soberanía que lo dejara en paz, que no le hiciera daño. El tiempo es muy importante, dice: “la noche anterior, Él se le apareció en un sueño…”, Dios siempre está a tiempo. Y así mismo pensamos nosotros. ¿Por qué no estuvo cuando esta persona murió…?, o ¿cuándo me sucedió esto? Dios siempre está a tiempo, nunca está tarde y lo duro para nosotros, que no nos gusta esperar es que tampoco está temprano, Él siempre está en el momento adecuado. ¿Por qué Dios opera de esta manera? Tiene que ver con lo que Dios está haciendo en nuestras vidas y en nuestros corazones. Él hace lo que hace en su propio tiempo porque Él es Dios, es Soberano, está en control. Dios nos habla a través de su Palabra en su debido tiempo. Muchas veces hemos leído versículos en la Biblia y no entendíamos lo que quizás hoy sí vemos. Esto es porque este es el tiempo de Dios. Parte de la soberanía de Dios es que nadie le puede ordenar que haga ciertas cosas. Es cuando Él desea hacer algo y no podemos cuestionar porque con algunos actúa de una manera y con otros de otra. El tiempo de Dios es perfecto. Dios se le aparece en Labán en este momento porque está protegiendo a Jacob y lo hace en este momento porque también le estuvo enseñando a Jacob durante todos los años que vivió con Labán. Dios desea desarrollar nuestra fe, transformarnos, disciplinarnos. Dios era soberano aún en los años silenciosos de Jacob, no solamente ahora que decide protegerlo y que le dice que se vaya, que vaya a su parentela. Jacob había sido transformado y estaba listo para seguir.

Dios no puede estar donde está el pecado. Aun así, Dios se le aparece a Labán, un pecador. El pecado no es más grande que Dios. Nosotros, los pecadores, no podemos tener la presencia completa de Dios porque seríamos destruidos, no es limitación de Dios, es limitación nuestra por el pecado.
Ahora bien, nuestros somos sus hijos, él es nuestro Dios, pero al mismo tiempo él es Señor, sobre todo a persona, y llegará el momento que toda rodilla se doblará y confesará que Dios es el Señor, y eso no significa que será el Señor en ese momento, Él es el Señor siempre y continúa siendo el Señor.
Dios no tiene limitaciones, no podemos decir: “Dios no puede pecar, o Dios no puede mentir, o cosas como esta…”. No se trata de esto, Él no va a pecar por el poder de voluntad perfecta.

El poder de Dios sobre los ídolos sin vida – (Génesis 31:25-26) Dios se le aparece a Labán esa noche y le dije que no dañe a Jacob. Así que en la mañana Labán confronta a Jacob, pero no lo lastima. Luego Labán le reclama a Jacob por haber robado sus ídolos. Reflexionemos ¿si puede ser robado, puede ser realmente dios? Labán tuvo una experiencia con el Dios verdadero, pero al siguiente día quiere a sus dioses. Él creyó tener el poder de lastimar a Jacob, pero realmente no tenía ningún poder. Labán deseaba buscar a esos dioses, él creía que ellos lo podían llenar. Aún hoy día, nosotros tenemos ídolos, etiquetados con otros nombres, le dedicamos y dominan nuestra vida (glotonería, de la diversión, al dinero, ganar, ser popular, fama, amigos, respeto… puede ser cualquier cosa que diga que no puedo estar feliz si no tengo eso). Así como fue para Labán, también es ridículo para nosotros: hemos sido salvos, tenemos una relación con el Dios viviente, hemos tenido una experiencia con Dios y aun así continuamos buscando esos ídolos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

× ¿Cómo puedo ayudarte?