Parte 15 – ESPERAR CON PACIENCIA

20/07/2025

Parte 15 – ESPERAR CON PACIENCIA


Serie: Todo lo que necesitas saber sobre la vida cristiana y algo más

Parte 15: Esperar con paciencia (Romanos 8, 18-27)

Expositor: Pastor Todd Tillinghast

Aunque ya somos hijos de Dios y parte de su familia, todavía no hemos recibido todo lo que nos ha prometido (Romanos 8, 18-27). Estamos en espera y no vacía, sino con esperanza.

Seguimos sufriendo, pero ese dolor no se compara con la gloria que viene. ¡Lo mejor está por llegar!

Entre tanto, Dios no nos deja solos, el Espíritu Santo está con nosotros, intercediendo, ayudándonos a orar, dándonos fuerza.

Esperar con paciencia no significa rendirse, sino confiar, mantener la esperanza viva y saber que Dios está haciendo algo mucho más grande de lo que podemos ver ahora.

Maneras de esperar con paciencia

  1. Recordar que nuestro sufrimiento es temporal

Pablo dice que «los sufrimientos del tiempo presente no se comparan con la gloria venidera». Eso es un cambio de perspectiva total. Sí, lo que estás viviendo puede doler, pero no será para siempre.

Jesús también sufrió mientras estuvo en la tierra, y eso nos muestra que el dolor no significa que Dios nos ha abandonado. Al contrario, Él está usándolo para prepararnos para algo mucho mayor.

Piénsalo así: Si ponemos en una balanza todos los problemas, enfermedades, tristezas o luchas, y en el otro lado ponemos la eternidad con Dios, la gloria pesa muchísimo más.

Así que no se trata de ignorar el dolor, sino de verlo como Dios lo ve: algo temporal, que tiene propósito y que un día quedará atrás.

Aquello nos da paciencia para seguir confiando, aunque hoy duela.

2. Recordar que todo va a cambiar

No solo nosotros estamos esperando que todo sea restaurado, sino también la creación está esperando. Todo lo que vemos (la naturaleza, el planeta, los animales) está sufriendo las consecuencias del pecado desde que Adán y Eva desobedecieron a Dios. El mundo fue creado para tener vida, no muerte. Sin embargo, ahora vivimos en un ciclo de dolor, enfermedad, destrucción y muerte. Por eso hay tanto caos, mas no será así para siempre.
La creación ‘gime’ como una madre que da a luz. Hay dolor, pero también una esperanza segura de que algo nuevo viene. Nosotros también sentimos ese ‘gemido interior’. Sabemos que hay algo mejor esperándonos, y aunque aún no lo vemos, esperamos con fe. Así que cuando todo parezca confuso, injusto o sin sentido, recuerda: Dios está obrando y todo será restaurado. Nuestra esperanza no está en este mundo quebrado, sino en lo que viene y eso lo cambia todo.

2. Recordar orar

En medio del sufrimiento y la espera, Dios no nos deja solos. A veces no sabemos qué decirle, ni cómo orar, ni qué pedir, y está bien porque el Espíritu Santo intercede por nosotros, incluso con gemidos que no podemos explicar. Eso significa que cuando estás agotado, confundido o simplemente sin palabras, el Espíritu habla por ti.

Dios no espera que seas fuerte todo el tiempo, ni que tengas las oraciones perfectas. Solo quiere que te acerques a Él, que no te desconectes. La oración no es un ritual, es una relación, y cuando lo hacemos, aunque sea en silencio o con lágrimas, Dios escucha, entiende y actúa.

No subestimes el poder de orar, aun cuando no sepas por dónde empezar, Dios ya está ahí, trabajando en tu corazón.

Romanos 8,18-27 nos recuerda que aunque el camino como hijos de Dios incluye sufrimiento y espera, no estamos solos ni desesperanzados. Nuestra identidad en Cristo nos asegura que somos herederos de una gloria eterna mucho mayor que cualquier dificultad presente.

Al recordar que el sufrimiento es temporal, que toda la creación anhela restauración, y que el Espíritu Santo intercede por nosotros, podemos vivir con paciencia y confianza.

Esperar con fe no es solo resistir, sino crecer, acercarnos más a Dios y mantener la mirada fija en la herencia que nos espera. Así, podemos enfrentar cualquier reto sabiendo que lo mejor está por venir.