Parte 21: LA DINÁMICA DE LA SALVACIÓN (Romanos 10:5-21)

28/09/2025

Parte 21: LA DINÁMICA DE LA SALVACIÓN (Romanos 10:5-21)

En cada viaje misionero que hacía, Pablo enseñaba lo que significa la salvación, no solamente para los judíos, también para nosotros. ¿Quién es el pueblo de Dios? Son personas de toda lengua, tribu y nación, que han recibido la misericordia de Dios. La única manera en que nosotros la recibimos es porque no la merecemos. Por su gracia, Él ha decidido extender esa misericordia a miles de millones de personas que no la merecíamos. 

Dios nos llama. Juan, capítulo 10:27-28, dice que el Pastor llama a sus ovejas y ellas oyen su voz y lo siguen. Nosotros somos responsables de creer y ser salvos. Debemos utilizar nuestro libre albedrío para escoger y también debemos proclamar esa salvación a otras personas.

Cuatro ideas de cuál es nuestro rol para la salvación:

  1. Debemos renunciar a nuestras propias obras (versículos 5 al 8): Pablo estaba hablando con personas que eran de la ley, personas de reglas. Ellos creían que su salvación venía por su obediencia a la ley, así como hoy día hay personas que piensan que han sido salvas por sus buenas obras o porque asisten a la iglesia. Pablo los lleva a Deuteronomio 30:11-14 para mostrarles que el hombre no puede agradar a Dios a través de sus fuerzas. El Evangelio no es el hombre tratando de llegar a Dios, es Dios tomando la iniciativa de venir al hombre a rescatarnos. Obedecer la ley es imposible. Ningún ser humano puede hacerlo, solo el Señor Jesucristo.

2. Debemos confesar con nuestra boca que Jesús es nuestro Señor. Cuando compartimos el Evangelio, permitamos a las personas que tengan la oportunidad de declarar esta verdad.

 3. Debemos creer en nuestro corazón: ¿Sabías que es posible confesar algo con tu boca, pero que no lo creas en tu corazón? Cuando estamos evangelizando no debemos acelerar el proceso de que las personas confiesen al Señor, porque deben creerlo primero en su corazón. “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Romanos 10:9).  La persona que cree en su corazón que Cristo resucitó ha entendido el Evangelio.

4. Debemos asegurarnos que estamos predicando el mensaje con claridad. Todos somos pecadores y necesitamos ser rescatados por Cristo, que es nuestro Salvador. Tenemos que reconocer primero nuestro pecado para entender que necesitamos a un Salvador.

El mensaje del Evangelio es de Salvación y debemos llevarlo al mundo para que las personas lo conozcan.

No somos cristianos simplemente por nuestra habilidad de ser personas religiosas, o porque somos miembros de una iglesia. La única manera es cuando nosotros confesamos con nuestra boca que Jesús es el Señor y creemos en nuestro corazón que Él resucitó. Nuestro desafío es examinar si estamos compartiendo el Evangelio de manera correcta.