LA PARADOJA DE LAS PARÁBOLAS – Parte 10, «La parábola del Mayordomo Infiel» (Lucas 16:1-13)

06/10/2024

LA PARADOJA DE LAS PARÁBOLAS – Parte 10, «La parábola del Mayordomo Infiel» (Lucas 16:1-13)

Predicador:
Passage: Lucas 16:1-13
Tipo De Servicio:

LA PARADOJA DE LAS PARÁBOLAS – Parte 10, «La parábola del Mayordomo Infiel» (Lucas 16:1-13)
Los recaudadores de impuestos, siendo judíos que trabajaban para los romanos, eran despreciados por enriquecerse a costa de su propio pueblo. Jesús fue criticado por pasar tiempo con ellos y otros pecadores, lo que molestaba a los fariseos, quienes consideraban impuros a estos marginados.

En Lucas 15, Jesús responde a los fariseos con las parábolas de la oveja perdida, la moneda perdida  y el hijo pródigo, confrontando sus corazones. Mientras la multitud se acercaba a escuchar a Jesús, también lo hacían los líderes religiosos, a quienes dirigía muchas de sus parábolas.

Jesús afirmó que los rechazados, quienes lo seguían, entrarían al reino de Dios antes que los fariseos. Los primeros discípulos de Jesús eran aquellos marginados por la sociedad, pero aceptados por Él.

El discipulado, según Jesús, es reunirse para escuchar su Palabra. A veces lo complicamos, pero Jesús enseñó que el simple acto de escuchar y seguir su enseñanza ya es discipulado. Sus seguidores se reunían para aprender y crecer espiritualmente.

En la parábola del mayordomo infiel, Jesús describe a un administrador deshonesto que, tras ser descubierto y despedido por su amo, elabora un plan para asegurarse un futuro. Manipula las deudas de los clientes de su amo para ganarse su favor y asegurar su propio bienestar. En el versículo 8, aunque el amo lo elogia por su sagacidad, no aprueba su deshonestidad.

Jesús no elogia la deshonestidad, sino la rapidez del mayordomo para actuar. Usa este ejemplo para mostrar que, si las personas deshonestas son sagaces, ¿cuánto más deberían serlo los justos con los recursos que Dios les da? Los creyentes son llamados a ser fieles administradores, no solo del dinero, sino también de su tiempo, habilidades, salud y energía. Todo lo que tienen pertenece a Dios, y deben ser responsables con ello.

Jesús enseña el principio de que quien es fiel en lo poco será fiel en lo mucho. Esto no se refiere solo al dinero, sino también a los pensamientos, emociones y cómo gestionamos los recursos que se nos han confiado. La fidelidad comienza en lo pequeño: controlar nuestros pensamientos antes de que se conviertan en palabras o nuestras emociones antes de que dominen nuestras acciones.

Finalmente, Jesús enseña que no se puede servir a dos señores, Dios y el dinero. Los fariseos, amantes del dinero, se burlaban de estas enseñanzas porque pretendían ser piadosos, pero en realidad amaban más al dinero que a Dios. Jesús expone su hipocresía, ya que buscaban la adoración de la gente y no servían verdaderamente a Dios.

El discipulado, según Jesús, es simple: escuchar su Palabra y seguir sus enseñanzas. En la parábola del mayordomo infiel, Jesús enseña que, aunque el mayordomo fue elogiado por su sagacidad, los creyentes deben usar los recursos de Dios con integridad, siendo fieles en todos los aspectos de la vida, desde pensamientos hasta emociones. Finalmente, Jesús advierte que no se puede servir a dos señores, Dios y el dinero, señalando la hipocresía de los fariseos que amaban más las riquezas que a Dios.

¿Quién es nuestro dueño?
¿Hay algo más que me está atrayendo y compite con las prioridades de mi vida?
¿Cómo gasto el dinero, mi tiempo, mis habilidades? ¿Qué nos importa más a nosotros?

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