CULTIVAR UN CORAZÓN AGRADECIDO EN CIRCUNSTANCIAS DIFÍCILES

24/11/2024

CULTIVAR UN CORAZÓN AGRADECIDO EN CIRCUNSTANCIAS DIFÍCILES

Predicador:
Passage: Génesis 32:1-12
Tipo De Servicio:

Título: Cultivar un corazón agradecido en circunstancias difíciles (Génesis 32, 1-12)

Expositor: Pastor Todd Tillinghast

 El Día de Acción de Gracias nos recuerda que la gratitud es una fuente de fortaleza. Hoy exploraremos la historia de Jacob, también conocido como Israel, y cómo, en medio de momentos difíciles, encontró la fuerza en Dios para superar pruebas pasadas y prepararse para los desafíos futuros. A través de su ejemplo, veremos cómo la gratitud, incluso en medio de la incertidumbre, puede transformar nuestro corazón y renovar nuestra fe.

 

Principios para tener un corazón agradecido

  1. La gratitud nos recuerda nuestra posición ante Dios

Jacob trabajó durante 20 años para su suegro Labán, quien lo engañó en varias ocasiones. Aunque deseaba casarse con Raquel, la hija menor, primero fue obligado a casarse con Lea, la mayor, y tuvo que trabajar siete años más para lograr casarse con Raquel. A pesar de estas dificultades, Dios bendijo y proveyó a Jacob y a su familia, mostrando su fidelidad.

El relato se sitúa en el camino de la casa de Labán hacia la tierra prometida. Jacob se enfrentaba a un nuevo desafío: su hermano Esaú, quien juró matarlo por haberlo engañado, con la ayuda de Rebeca, para obtener la bendición de su padre, usurpando sus derechos como primogénito.

Jacob, quien había sido un engañador, ahora se enfrentaba a las consecuencias de ser engañado por Labán. Mientras avanzaba, se encontró en un camino peligroso, pues Esaú venía con cuatrocientos hombres, y Jacob temía perder a su familia, compuesta por unas setenta personas. En medio de esta crisis, Jacob se volvió a Dios y oró con humildad. Expresó su gratitud, reconociendo que no era digno de la misericordia ni de la fidelidad de Dios y reflexionando sobre todas las ocasiones en que el Señor lo había rescatado y provisto para él y su familia. Este acto de gratitud y reconocimiento de la fidelidad divina demuestra su confianza en que Dios podría obrar nuevamente en su vida.

  1. La gratitud nos recuerda el amor y la fidelidad de Dios

Cuando aceptamos verdaderamente esta realidad, nuestros corazones se llenan de gratitud. Es asombroso reconocer que, aunque no lo merecemos, Dios nos muestra su amor y fidelidad. ¿Nos hemos detenido a reflexionar sobre las grandes cosas que Dios ha hecho en nuestras vidas? ¿Sobre las veces que nos ha rescatado, bendecido y provisto? Muchas veces, nos enfocamos tanto en nuestras dificultades y tragedias que olvidamos las bendiciones y la misericordia que Dios nos ha dado.

Esto revela el carácter misericordioso de Dios, quien en su amor y fidelidad cuida de nosotros y nos bendice, a pesar de no merecerlo. Al reconocer esto, nuestro corazón se llena de gozo. De igual manera, Jacob, en un momento de vulnerabilidad, le confesó a Dios su miedo y clamó por liberación. Ya había visto a Dios obrar poderosamente en su vida y confiaba en que lo haría una vez más.

  1. La gratitud nos da fortalece para enfrentar los desafíos

En los versículos 11-12, la gratitud de Jacob por todo lo que Dios ya había hecho en su vida le dio la fortaleza para seguir orando y creyendo en su protección. Esa confianza lo llevó a recordar la promesa divina de que su descendencia sería tan numerosa como la arena del mar. Esta actitud de gratitud lo sostuvo en medio de la incertidumbre y el temor, renovando su fe en las promesas de Dios.

Tomarnos un momento para reflexionar sobre todo lo que Dios ha hecho en nuestras vidas, nos llena de fuerza y alegría. Recordar cómo nos ha librado, provisto y fortalecido nos lleva a decirle con sinceridad: «Gracias, Señor, por lo que ya has hecho».

¿Por qué seguimos enfrentando pruebas y dificultades? ¿Por qué Dios no las elimina por completo? Porque más importante que una vida sin problemas es que lleguemos a comprender quién es Dios. Él desea formar en nosotros un corazón que lo conozca profundamente y confíe en su carácter.

Al igual que Jacob, podemos plantearnos dos preguntas:

  1. ¿Por qué fue Dios fiel al preservar a Jacob y su familia? ¿Por qué ha sido fiel en preservarme a mí?
  2. ¿Por qué he enfrentado tantas dificultades?

Ambas preguntas nos llevan a la misma respuesta: la fidelidad de Dios debe despertar gratitud en nuestras vidas.

En ese campamento estaba Judá, hijo de Jacob, portador de la promesa del evangelio, el linaje del Mesías. Dios fue fiel por Cristo y su fidelidad en nuestras vidas también es por Cristo, para que Él reciba toda la gloria.

Nuestra salvación solo es posible al creer en el evangelio. Nuestra vida no se trata de nosotros, sino de lo que Dios está haciendo para conformarnos a la imagen de Cristo y usarnos para proclamar su nombre. Al entender esto, encontramos la verdadera fuente de gratitud.

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