GLORIFICANDO A DIOS CON NUESTROS TRABAJOS (Efesios 6:5-9)

30/04/2023

GLORIFICANDO A DIOS CON NUESTROS TRABAJOS (Efesios 6:5-9)

Predicador:
Passage: Efesios 6:5-9
Tipo De Servicio:

Glorificando a Dios con nuestros trabajos (Efesios 6:5-9)
Predicador Carlos Ortiz.

Efesios 6:5 al 9 habla de los trabajadores (siervos) y de los jefes (amos). El libro, escrito por Pablo, tiene seis capítulos. Tres hablan mucho de lo que Jesús hizo en la tierra y vamos a  conseguir con frecuencia la frase  “en  él”. Hemos sido escogidos en Él, estamos predestinados, amados, redimidos y santificados en Él.

Los otros tres capítulos se centran en cómo nosotros como creyentes podemos ejercitar lo que somos como cristianos y la posición que tenemos ante Cristo. Nos dicen cómo  debemos vivir para dar gloria a Dios.

Efesios 6:5 nos habla del trabajo. Estamos llamados a ser luz en nuestros lugares de trabajo, independientemente de las circunstancias negativas de nuestro entorno laboral, y a vivir de la manera en que la Palabra lo indica.

La relación entre los jefes y los trabajadores.

La primera palabra que aparece en el texto es siervo. Actualmente se habla de empleados, colaboradores o socios estratégicos. En el contexto donde se escribió el libro de los Efesios, la palabra siervo está vinculada al régimen de esclavitud.

Las personas a las que esta carta era dirigida no tenían las condiciones que tenemos actualmente los trabajadores. Eran esclavos y los jefes eran amos. Había algunos que querían ser esclavos, porque muchas veces la esclavitud era vista como un buen sistema de vida. Esas personas tenían techo, comida y en algunos casos cuando el amo no era maltratador o abusivo los hacía parte de su familia. Hoy no estamos en los mismos términos. Por lo menos usted recibe su pago y llega a su casa.

El trabajo es donde pasamos la mayor parte del tiempo. Pablo nos muestra cómo debía ser el actuar de los siervos para diferenciarse de los demás y que Dios fuese glorificado.

Todos hemos sido llamados a trabajar desde el inicio de la creación. Génesis 1: 27-28 nos dice que Dios nos llamó a llenar la tierra, a sojuzgarla y a enseñorearnos sobre ella. Cuando Dios dio esta orden a Adán y Eva todavía no habían pecado. El pecado complicó el trabajo.

Ahora podemos ver cómo la visión del trabajo ha cambiado. El hombre lo ha puesto como  un enemigo, cuando Dios desde un inicio dio la instrucción de que el hombre debe trabajar. Hemos sido llamados a ganarnos el sustento con el sudor de nuestra frente.

El trabajo no es un castigo, no es una maldición, no viene como resultado del pecado. El pecado lo que hizo fue complicar el trabajo.

Somos llamados a trabajar para que cuando Dios ponga ese plato de comida en la mesa lo comamos con gozo, con dicha, sabiendo que lo hemos ganado con el sudor de nuestra frente, que Dios lo ha provisto, pero hemos hecho nuestra parte.

 

¿Cómo tratar nuestra vida en el trabajo y la relación jefe-trabajador?

Cuando Pablo nos dice  en Efesios 6:5  “siervos, obedeced a vuestros amos con temor y temblor”,  se refiere a tener una actitud de respeto ante la autoridad que nos ha puesto Dios en nuestros trabajos, recordando que Dios pone y quita reyes.  Nuestra motivación debe ser siempre hacer lo que debemos hacer como si fuera para Cristo.

Hay tres características que debemos mostrar como cristianos en nuestros trabajos ante la autoridad: Con obediencia, con respeto y sinceridad. Mientras las relaciones laborales vayan de esa manera veremos la mano de Dios respaldándonos en todo momento. Al Señor lo servimos con gozo y alegría, Pablo nos dice que  debemos tratar a nuestros jefes como a Cristo.

También hay dirección para los jefes. El versículo 9 dice “Y vosotros amos haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que para el Señor no hay acepción de personas”.

Los que somos jefes estamos llamados a hacerlo con buena voluntad, tratando a los demás como  Cristo nos ha tratado a nosotros.

Si tu jefe no tiene una relación personal con Cristo es tu trabajo  actuar como Pablo nos dice en las escrituras, mostrar el carácter de Cristo. Tenemos que orar por nuestros jefes.

Haz tu  trabajo de corazón para darle la gloria a Él. Para ser luz, para ser un ejemplo  de integridad y sobre todo para mostrar a Cristo y la verdad de su Evangelio.

Como cristianos veamos nuestros trabajos como un medio para glorificar el nombre de Dios. Ore por su jefe o por sus trabajadores, que  en todo momento podamos ser luz en donde sea que estemos.

Veamos el trabajo de la manera en que Dios quiere y no desde nuestra perspectiva. Pongámonos las gafas de Dios y veamos la vida a través de ellas.

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