LA PARADOJA DE LAS PARÁBOLAS – Parte 6, “La parábola del Buen Samaritano” (Lucas 10:25-37)

08/09/2024

LA PARADOJA DE LAS PARÁBOLAS – Parte 6, “La parábola del Buen Samaritano” (Lucas 10:25-37)

Predicador:
Passage: Lucas 10,:25-37
Tipo De Servicio:

 
La paradoja de las parábolas (Lucas 10, 25-37)
Parte 6:  La parábola del buen samaritano
Expositor: Pastor Todd Tillinghast

 

Jesús utilizaba las parábolas para revelar verdades a sus discípulos y confundir a sus enemigos. La parábola del buen samaritano es un ejemplo clave de cómo tendemos a simplificar las enseñanzas profundas de Jesús, en este caso, reduciéndola a una simple historia de bondad, cuando en realidad aborda temas más complejos como la compasión, la generosidad y la introspección sobre el propio corazón.

Un experto en la ley mosaica intentó poner a prueba a Jesús con la siguiente pregunta: «¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?». Con aquella pregunta, solo reveló su enfoque legalista y su obsesión por cumplir con la ley de Moisés. Al preguntarle quién es su prójimo, esperaba que Jesús limitara su respuesta a los israelitas, pero le respondió con la parábola para redefinir lo que significa prójimo.

En la parábola, tanto un sacerdote como un levita pasaron de largo ante un hombre judío herido, priorizaron el cumplimiento de la ley sobre la compasión. No obstante, un samaritano, considerado enemigo y despreciado por los judíos, demostró verdadera misericordia al cuidar del hombre, arriesgando su seguridad y mostrando una compasión genuina. Esta parábola desafía las barreras culturales y étnicas, instando a los oyentes a examinar su propio corazón y a actuar con amor hacia todos, sin distinción.

Reflexionemos sobre las siguientes tres preguntas:

¿Quién es mi prójimo?

Todas las personas, sin importar su raza, idioma o si son parte de mi familia. Preguntémonos lo siguiente: ¿En qué nos diferenciamos de los judíos de esa época? ¿A quiénes consideramos realmente como nuestro prójimo: a nuestra familia, miembros de la iglesia o personas de nuestra propia generación o etnia? ¿Son estas las personas a las que cuidamos más?

¿Cómo debo tratar a mi prójimo?

Debemos hacer todo lo posible por ayudar y amar a los demás como a nosotros mismos; cuidarlos como nos cuidamos a nosotros. ¿Hay alguien en nuestra vida a quien Dios nos esté llamando a cuidar, a mostrar compasión, a salir de nuestra zona de comodidad para atender alguna necesidad emocional o simplemente escuchar, aunque no tengamos tiempo? Dios puede estar invitándonos a ser más pacientes. Al hacerlo, los corazones se ablandan y pueden estar más abiertos a escuchar el evangelio.

¿Qué me impide amar a mi prójimo?

¿Estamos tan ocupados con actividades religiosas que no dejamos espacio ni tiempo para los demás? ¿Estamos evitando oportunidades de compartir el evangelio o invertir tiempo en salir de nuestra zona de confort? ¿Quién es esa persona a la que Dios nos llama a cuidar y amar?

La parábola del buen samaritano profundiza en la verdadera esencia del amor y la compasión que Jesús enseñó, y nos invita a ir más allá de las interpretaciones simplistas. Al desafiar las barreras culturales y legales de su tiempo, Jesús nos insta a reexaminar a quiénes consideramos nuestro prójimo, cómo los tratamos y qué obstáculos nos impiden amarlos genuinamente. Esta enseñanza nos llama a actuar con generosidad y misericordia hacia todos, sin distinción, reflejando así un corazón transformado por la verdadera compasión y el amor inclusivo que trasciende nuestras propias limitaciones y prejuicios.

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