LA PARADOJA DE LAS PARÁBOLAS – Parte 8, «La parábola de la Oveja Perdida» (Lucas 15:1-7)
LA PARADOJA DE LAS PARÁBOLAS – Parte 8, «La parábola de la Oveja Perdida» (Lucas 15:1-7)
Con la parábola de la oveja perdida, Jesús quiso transmitir el regocijo que siente cuando un pecador se arrepiente. Los líderes religiosos habían dejado de alcanzar a cualquier persona que no fuese judía o de su posición social. Ellos abrazaban la ley, pero no estaban atentos de hacer la voluntad de Dios.
Todos hemos pasado por momentos en que hemos perdido algo de mucho valor y cuando lo encontramos sentimos mucha alegría y tranquilidad. A través de este mensaje veremos la perspectiva que Jesús está tratando de transmitirnos a través de la Parábola de la oveja perdida. El gozo que siente el Señor Jesucristo es aún mayor cuando un pecador viene arrepentido a Él.
La tensión era real e iba en aumento entre Jesús y los líderes religiosos. Jesús obedeció la ley sin descuidar a los más débiles. Él vivió para los demás. Los judíos, en cambio, abrazaron la ley y prefirieron su comodidad antes de obedecer el mandato de Dios de alcanzar a otros.
La tarea. Los fariseos criticaban a Jesús por pasar tiempo con los recaudadores de impuestos y pecadores. Él, como respuesta, les relató la Parábola de las 100 ovejas. Eso para ellos era ofensivo, porque la posición de pastores era de baja condición social.
El equipo. En la parábola, cuando el pastor regresa con su oveja en sus hombros, llama a sus vecinos y comparte su alegría diciendo: ¡Encontré a la oveja que estaba perdida! Así, debemos regocijarnos cuando otros alcanzan a Cristo. La iglesia no es un hotel para los que están bien, es un hospital para los enfermos. Las personas quebrantadas llegan para recibir sanidad.
La prueba. ¿Tenemos gozo cuando un pecador se arrepiente o somos como los fariseos que preferían juntarse solo con los de su posición social y afinidades?
¿Cuáles o quiénes son nuestras prioridades? ¿Hemos experimentado el gozo de llevar a alguien a los pies de Cristo?
Hay personas en nuestra sociedad que son marginadas o con las que no nos llevamos bien. Ellas son las personas a las que Dios nos invita a alcanzar.