CRECIENDO PROFUNDAMENTE EN UNIDAD (Efesios 4:1-16)

17/03/2024

CRECIENDO PROFUNDAMENTE EN UNIDAD (Efesios 4:1-16)

Predicador:
Passage: Efesios 4:1-16
Tipo De Servicio:

Resumen de sermón día 17 de marzo de 2024

Título: Creciendo profundamente en unidad (Efesios 4, 1-16)

Expositor: Pastor Todd Tillinghast

 

En el capítulo cuatro de Efesios, encontramos una rica descripción de cómo debería ser una iglesia local. Este capítulo marca un cambio importante en el enfoque de la carta de Pablo. Después de haber establecido las bases en los primeros tres capítulos, donde nos habla de las bendiciones en Cristo y la unidad en Él, ahora nos invita a responder de manera práctica.

«Hagan todo lo posible por mantenerse unidos en el Espíritu y enlazados mediante la paz» (Efesios 4, 3).

El versículo tres del capítulo cuatro de Efesios se presenta como un versículo clave que nos insta a caminar en unidad, una cualidad esencial para reflejar la imagen de Cristo en nuestro mundo quebrantado.

Principios de unidad:

La razón de la unidad de nuestra iglesia
La razón por la cual nuestra iglesia busca la unidad es para reflejar la naturaleza de Cristo. Como Jesús dijo: «Por esto todos sabrán que son mis discípulos, si se aman unos a otros».
Vivir en unidad y armonía sirve como un poderoso testimonio para aquellos que aún no conocen a Cristo. La forma en que nos relacionamos entre nosotros muestra un ejemplo tangible de cómo tratamos con honestidad, transparencia y vulnerabilidad.
Mantener la unidad en la comunidad cristiana contribuye al crecimiento y desarrollo espiritual, lo que fomenta la madurez en la fe de cada individuo.

 

La receta para mostrar unidad en Cristo

La fórmula para manifestar la unidad en Cristo implica comprender dos ingredientes clave que nos ayudan a mantener, crecer y madurar espiritualmente: el papel de los administradores y de los ministros.

Este concepto se fundamenta en Efesios 4, 7, donde se enfatiza nuestra unidad en la fe: creemos en el mismo Dios, recibimos el mismo Espíritu Santo, servimos al mismo Señor, compartimos la misma fe y participamos en un mismo bautismo. Sin embargo, a pesar de esta unidad fundamental, reconocemos y celebramos la diversidad de dones que contribuyen al cuerpo de Cristo de manera específica.

Efesios 4, 12 ilustra cómo los pastores preparan a los ministros para que lleven a cabo la obra de Dios, lo que a su vez edifica la iglesia y promueve el crecimiento espiritual y la unidad. Es a través de la participación activa en esta obra que logramos avanzar hacia la unidad y la madurez espiritual.

El versículo trece señala que este proceso de crecimiento y maduración continuará hasta que todos en la comunidad alcancemos la plena madurez espiritual y nos conformemos a la estatura de Jesucristo.

El resultado de nuestra unidad en Cristo

El fruto de nuestra unidad en Cristo se manifiesta en tres aspectos clave: amor, madurez y una mayor unidad. Un 2% de este proceso ocurre dentro de las paredes físicas de la iglesia, mientras que el 98% restante tiene lugar fuera de estos límites, dentro de la dinámica de la comunidad cristiana. El primero abarca diferentes actividades como las reuniones en la iglesia, las capacitaciones y eventos similares; no obstante, el auténtico crecimiento y la verdadera transformación se manifiestan en el día a día, donde nos desafiamos mutuamente, crecemos juntos y nos hacemos responsables unos a otros en nuestras rutinas cotidianas. Es en este entorno nos unimos para llevar a cabo la labor del ministerio, colaborando en nuestras tareas para Cristo, y respaldándonos mutuamente en la oración y en las labores compartidas que emprendemos.

Efesios 4 nos ha llevado a explorar la importancia de enfocarnos en las raíces de nuestra identidad como cuerpo de Cristo, en lugar de solo en los frutos visibles de nuestra fe. Este capítulo nos ofrece una visión clara de cómo debería ser una iglesia local, y nos invita a responder de manera práctica a las verdades transformadoras de nuestra fe en Cristo.

Nuestra unidad en Cristo no solo es un llamado a la acción, sino también un testimonio poderoso del amor de Dios hacia nosotros y hacia el mundo que nos rodea. Es a través de esta unidad que podemos reflejar la imagen de Cristo y llevar a cabo la obra del ministerio, colaborando y apoyándonos mutuamente en nuestra jornada de fe.

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