LOS CRISTIANOS Y EL GOBIERNO (Daniel 2:20-21, 2 Crónicas 7:14, 1 Timoteo 2:1-7)

04/05/2024

LOS CRISTIANOS Y EL GOBIERNO (Daniel 2:20-21, 2 Crónicas 7:14, 1 Timoteo 2:1-7)

Predicador:
Passage: Daniel 2:20-21, 2 Crónicas 7:14, 1 Timoteo 2:1-7
Tipo De Servicio:

Título: Los cristianos y el Gobierno

Expositor: Pastor Todd Tillinghast

Los siguientes cuatro principios nos ayudarán a entender la manera en la que debemos, como cristianos, interactuar con el Gobierno. Estos, a su vez, deben conducirnos a aprender cómo debemos orar por el Gobierno, cómo debemos actuar y cómo nos desarrollamos y nos desenvolvemos.

Dios es soberano sobre todo gobierno humano

«Alabado sea el nombre de Dios por siempre y para siempre, porque a él pertenecen toda la sabiduría y todo el poder. Él controla el curso de los sucesos del mundo; él quita reyes y pone otros reyes. Él da sabiduría a los sabios y conocimiento a los estudiosos» (Daniel 2, 20-21).

Daniel pronunció estas palabras cuando su vida peligraba debido al rey Nabucodonosor (conocido por su corrupción). Ante el sueño que nadie podía interpretar, el rey amenazó con matar a quienes fallaran en interpretarlo; sin embargo, Daniel interpretó el sueño porque Dios le había dado la visión. A pesar de la corrupción de Nabucodonosor, Dios salvó a Daniel al proporcionarle la interpretación del sueño. Esta narrativa sigue siendo relevante en la actualidad y lo seguirá siendo en el futuro porque demuestra que la voluntad de Dios prevalece siempre.

El juicio siempre comienza con el pueblo de Dios

«[…] pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa, yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra» (2 Crónicas 7, 14).

En este versículo, Dios insta a su pueblo, a la humildad, a la oración, a la búsqueda de su presencia y al abandono de sus malos caminos. Aunque muchos gobernantes pueden practicar la corrupción, la atención se centra en la respuesta del pueblo. Si ellos se vuelven de sus malos caminos y se humillan, Dios promete sanar su tierra. Este pasaje subraya la necesidad de arrepentimiento tanto en la iglesia como en la sociedad en general, ya que la corrupción se arraiga en el corazón humano. Los gobernantes, debido a su poder, pueden caer más fácilmente en la corrupción, por lo que es importante la humildad y la necesidad de la misericordia, tanto para ellos como para todos.

Ora por los reyes y por todos los que están en una alta posición

«Ora de ese modo por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos tener una vida pacífica y tranquila, caracterizada por la devoción a Dios y la dignidad. Esto es bueno y le agrada a Dios nuestro Salvador […]» (1 Timoteo 2, 2-3).   

Debemos orar por nuestros líderes, incluso cuando no estemos de acuerdo con ellos. Aunque es fundamental ejercer nuestro derecho al voto, la oración por los líderes es crucial. En lugar de criticar, debemos cultivar una actitud de oración constante por todos los líderes políticos, independientemente de nuestras opiniones sobre ellos. Esta práctica debería ser continua, no limitada a períodos electorales, ni dirigida exclusivamente hacia aquellos con quienes concordamos.

Predica el evangelio

«[…] quien quiere que todos se salven y lleguen a conocer la verdad. Pues, “Hay un Dios y un Mediador que puede reconciliar a la humanidad con Dios, y es el hombre Cristo Jesús. Él dio su vida para comprarles la libertad a todos”. Este es el mensaje que Dios le dio al mundo justo en el momento preciso. Y yo fui elegido como predicador y apóstol para enseñarles a los gentiles este mensaje acerca de la fe y la verdad. No estoy exagerando, solo digo la verdad» (1 Timoteo 2:4-7).

Pablo enfatiza la importancia de orar por los líderes y, al mismo tiempo, urge a compartir el evangelio. Dios no desea que nadie se pierda, a pesar de que la corrupción nunca desaparecerá por completo de ningún país. Aunque es crucial orar por los líderes, el enfoque principal debe ser llevar el mensaje del evangelio. La verdadera transformación viene cuando los corazones se entregan a Dios y cuanto más se difunda el evangelio, más vidas serán impactadas en Panamá.

La responsabilidad de compartir el evangelio recae en nosotros como creyentes, ya que somos llamados a ser la sal y la luz del mundo. Es importante orar para que Dios coloque líderes según su voluntad.

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